viernes, 2 de julio de 2010

¿Control obrero o empoderamiento popular?

Pendiente está el reto de aumentar el peso de la economía social en el PIB. Hay maneras de lograrlo. Una: concentrando incentivos públicos en este sector para hacerlo crecer a un ritmo superior al resto de la economía. Otra: incubando la economía social en el seno de la propia economía pública y privada. O las dos al mismo tiempo.
En este sentido, es interesante la propuesta de Ley de Consejos de Trabajadores para lograr su participación protagónica en los procesos productivos, profundizar la formación sociopolítica y crear las bases para el desarrollo de las relaciones socialistas de producción.
Pero no se trata solo de Consejos que obliguen a los patronos a permitir el acceso a la información sobre los procesos productivos, administrativos, tecnológicos, etc. de la empresa: la clave está en lograr un verdadero empoderamiento popular. El control de los centros de trabajo también tiene que ser comunitario. Y esto es posible si a los Consejos Comunales se les reconoce su condición de copropietarios sociales para que asuman, conjuntamente con los trabajadores, las políticas para mejorar las condiciones de trabajo y del entorno comunitario, a través de la inversión social de las ganancias.
La mencionada propuesta de Ley debe ser complementada con otra para democratizar la propiedad, que condicione el acceso de las empresas a los incentivos públicos, al cumplimiento de un requisito de copropiedad de los Consejos de Trabajadores y Comunales, los cuales serían los únicos autorizados para tramitar los apoyos públicos a favor de la empresa de la cual son copropietarios. Ambos recibirían préstamos del Estado para comprar su participación accionaria, dejando claro que el mayor porcentaje del excedente que les corresponda no será distribuido como ganancia individual, sino que será invertido en función de mejorar las condiciones laborales y del entorno comunitario. Su complementación permitirá fortalecer su unidad y elevar el nivel de organización para avanzar, no solo en la cogestión y contraloría social, sino en un verdadero empoderamiento popular que resuelva a favor del pueblo la contradicción fundamental del capitalismo, la cual se expresa en la producción social de los bienes y servicios que se requieren para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales, versus la apropiación individual de la riqueza que se deriva del esfuerzo productivo de toda la sociedad.

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