Víctor Álvarez R.
En las Parlamentarias de
2010 el oficialismo obtuvo el 65% de los diputados con apenas el 50% de los
votos. En las Parlamentarias de 2015 la oposición obtuvo el 67 % de los cargos
con apenas el 55% de los votos. Y en las Parlamentarias de 2020 el oficialismo
se llevó el 90 % de los curules con solo el 61% de los votos.
¿Qué es lo que origina semejante desproporción entre el porcentaje de votos obtenidos y el porcentaje de cargos ganados? El problema surge porque hay una especie de doble contabilización del voto de un mismo elector. En cada estado o municipio hay un número limitado de diputados o concejales a elegir, pero un mismo elector vota a su vez por candidatos uninominales y por una lista. En consecuencia, la sobrerrepresentación del ganador se debe a que los cargos que obtiene un Partido por vía nominal no se descuentan de los cargos que obtiene por lista, gracias al mismo votante.
El 21 de noviembre de 2021 se elegirán 23 gobernadores, 335
alcaldes, 250 diputados de los consejos legislativos regionales y más de 2.400
concejales. El nuevo CNE modificó las Normas
del Sistema Electoral y estableció que el 60% de los diputados y concejales se
elegirán por listas y el 40% restante se hará nominalmente. Esto se puede considerar un paso de avance,
pero la verdadera clave para lograr una representación
proporcional es descontar de la lista los cargos que un Partido o Coalición obtengan
por la vía nominal.
De lo contrario, el sistema de adjudicación tenderá
a sobrerrepresentar al ganador, incluso cuando gane por una estrecha mayoría, en
menoscabo de la representación proporcional que merece tener quien resulte
perdedor. Sobre todo cuando pierde por un apretado margen y al hacer la
totalización resulta que, con menos votos, se obtienen más diputados.
Otra
cosa son los llamados circuitos salamandra que se diseñan para mediatizar el peso
en la asignación de curules de aquellos territorios donde se concentra un mayor
número de electores del bando contrario. Cuando la distribución de los votos del
oficialismo y la oposición tienen una marcada concentración geográfica, esta
maniobra permite amplificar el peso en la asignación de curules de aquellos
territorios con menor número de electores del bando que se quiere favorecer.
Así,
quien controle dentro de la estructura funcional del poder electoral el área
que se encarga del diseño de los circuitos electorales, podrá convertir
minorías en mayorías. Cuando se abusa de esta esta maniobra y la misma se
repite a lo largo y ancho del territorio nacional, al hacer la totalización
resulta que, con menos votos, se obtuvieron más diputados.
Ahora bien, el diseño adecuado
de las circunscripciones electorales en poco contribuirá a asegurar la
representación proporcional si -al momento de adjudicar los diputados o
concejales-, no se descuentan los cargos nominales que ganó un Partido de los
cargos que ganó por listas con los mismos electores.
Si esta distorsión no se
corrige para las Megaelecciones del 21 de noviembre, se repetirá nuevamente la sobrerrepresentación
del ganador. Así, al totalizar los votos, quien se lleve el mayor número de
cargos no necesariamente tiene que ser quien sacó la mayor cantidad de votos,
tal como ha venido ocurriendo desde el 2010. Por lo tanto, la clave para garantizar
la representación proporcional no es asignar un mayor porcentaje a los cargos
que serán electos por listas, sino descontar los cargos que un Partido gane nominalmente
de los que ese mismo Partido gane por lista.
Escuche
la explicación en el más reciente Podcast de #PedagogíaElectoral:
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