lunes, 7 de julio de 2025

La ruta del petróleo conduce a Venezuela

 

Víctor Álvarez R. / Pedagogía Económica

Los estrechos geográficos en la ruta del petróleo son puntos estratégicos por los que pasa un alto porcentaje del petróleo y gas que surte al mercado mundial y son vitales para la seguridad energética global. Se destacan:  el estrecho de Ormuz, el estrecho de Malaca, el estrecho de Bab el-Mandeb, los estrechos turcos de Bósforo y Dardanelos; y, por supuesto, los canales de Suez y Panamá. Con la intensificación del conflicto bélico entre Irán e Israel, el estrecho de Ormuz vuelve a estar en el centro de atención de los observadores internacionales.

Trump ha dicho no tenemos por qué comprar energía a Venezuela”, pero en ese incierto escenario bélico, la seguridad energética global necesita un respaldo preventivo. Pero el escenario bélico en Medio Oriente le ofrece a Trump nuevos incentivos para alinear los intereses de seguridad energética, migratorios y geopolíticos de EEUU con la flexibilización de las sanciones petroleras.

En efecto, surgen nuevas y poderosas razones técnicas, económicas y geopolíticas para reactivar las negociaciones directas entre la Casa Blanca y Miraflores, en función de asegurar el suministro estable y seguro de petróleo venezolano a los mercados estadounidense, europeo y asiático. Si bien es cierto que EEUU se convirtió en uno de los principales productores de petróleo gracias a la tecnología del fracking, ese petróleo liviano no es el más adecuado para buena parte de las refinerías estadounidenses que fueron diseñadas para procesar los crudos pesados venezolanos. Mantener las operaciones de fracking requiere precios superiores a 60 $/b para cubrir los altos costos y ser rentables. Si en un escenario de paz los precios caen por debajo, a EEUU le resultará más barato importar petróleo que consumir el propio. Y los precios pueden caer si se pone fin a la guerra en Ucrania y se logran acuerdos de paz estables y duraderos entre Israel e Irán.

Los profetas de la violencia

 

Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias

En enero de 2025 -en su audiencia de confirmación como Secretario de Estado ante el Congreso de EEUU-, Marco Rubio afirmó que Irán está construyendo fábricas de drones de combate en Venezuela y que el régimen venezolano otorga pasaportes a Hezbollah y otros grupos terroristas. Esto recuerda las acusaciones de EEUU contra Irak de poseer armas de destrucción masiva y colaborar con el terrorismo, narrativa con la que se justificó la sangrienta invasión que sirvió para derrocar a Sadam Husein, pero al precio de hundir a Irak en una ola de violencia y destrucción que aún no ha podido superar. Una vez invadida Irak y controlado su territorio, los invasores no encontraron las supuestas armas de destrucción masiva que sirvieron de pretexto para llevar a cabo aquella violenta intervención militar.

Una narrativa semejante se está desarrollando ahora con los recientes ataques a las plantas nucleares de Irán que -al igual que Irak- es acusada de estar desarrollando armas de destrucción masiva. Las implicaciones y riesgos de esta campaña se extienden a los países aliados de Irán en el hemisferio, como es el caso de Venezuela, y representan una seria amenaza para la seguridad nacional y para la paz nacional y regional.

En una reciente entrevista con el periodista Napoleón Bravo, María Corina Machado (MCM) se hizo eco de las acusaciones de Marco Rubio y nuevamente planteó la intervención externa en Venezuela, con el pretexto de que aquí se están fabricando drones militares en asociación con Irán: “se han firmado 400 acuerdos entre Venezuela e Irán. Venezuela es el único otro país en el hemisferio occidental, además de EEUU, que tiene capacidad de construcción de drones de combate. Obviamente, de origen iraní. Funcionan aquí, en la Base Libertador. Venezuela está a solo horas de La Florida, no está a la distancia de Irán. Esto es una amenaza real para EEUU[1], afirmó MCM en la entrevista.

Con Trump bombardeando a Irán, quienes buscan una salida violenta del conflicto político venezolano apuestan a incidir en la opinión pública internacional con una narrativa que presente a Venezuela como una amenaza para el hemisferio: “Occidente se quiere salvar. Sí, pero para que Occidente se salve, el riesgo mayor opera en Venezuela, y no es contenible dentro de nuestras fronteras. Eso ha quedado clarísimo, ¿quién es el gran aliado de Putin en América Latina? Nicolás Maduro. ¿Quién es el gran aliado del régimen iraní en América Latina? Nicolás Maduro.”, agregó MCM en la mencionada entrevista.

Quienes apuestan a una salida insurreccional y violenta, nuevamente esperan a que sea una intervención extranjera la que haga desde afuera lo que no han podido hacer desde adentro. La caída de Bashar al-Ássad en Siria y el reciente ataque a las plantas nucleares en territorio iraní alientan esta expectativa. Pero invocar una intervención extranjera es un pasaporte directo a la violencia que terminará por hundir al país en una confrontación interminable que agravaría la migración venezolana que tanto preocupa a Donald Trump, la cual ha catalogado como una invasión a los EEUU que hay que detener y expulsar.

Municipales del 27-J: ¿Cuáles son y dónde están los buenos candidatos?


Víctor Álvarez R. / Director de Pedagogía Electoral

Los partidos políticos exigen elecciones competitivas, pero una oposición dividida, sin buenos candidatos, sin un programa atractivo que motive a votar, y sin una maquinaria capaz de defender los votos en cada mesa electoral, es incompetente para capitalizar electoralmente la ventaja comparativa que le otorga el enorme rechazo al gobierno y salir victoriosa en unas elecciones competitivas.

¿Quiénes son los líderes del país descontento? ¿Acaso los abstencionistas que reciben apoyo internacional? ¿Acaso los que se postulan a las elecciones y se ganan el respaldo del electorado a pesar del ventajismo oficialista? ¿Acaso los que negocian y buscan acuerdos con el gobierno?

La oposición venezolana está dividida en varias tendencias antagónicas que parecen más interesadas en descalificarse entre ellas mismas que en hacer causa común para enfrentar al gobierno. Al utilizar el pretexto de la falta de condiciones electorales para no participar ni volverse a contar, le hacen el juego a la estrategia divisionista y abstencionista del régimen y así desperdician la oportunidad de ganar que ofrece el enorme rechazo a los candidatos oficialistas.

Los abstencionistas alegan que no pueden participar porque sus candidatos están inhabilitados, presos o en el exilio. Pero cuando les quitan la inhabilitación y pueden participar, entonces los consideran alacranes y traidores. La oposición abstencionista teme caer derrotada al presentarse dividida por no haber sido capaz  de subordinar al interés nacional sus intereses políticos particulares y ambiciones personales.

Tan así es, que el sector de la oposición que decidió participar en las elecciones parlamentarias y regionales del 25 de mayo se presentó dividido, con varios candidatos para cada cargo en disputa. Una vez más, la abstención y división de la oposición convirtieron en mayoría a la minoría oficialista, cuyos candidatos arrasaron con 23 de las 24 gobernaciones y 256 de los 285 diputados a la Asamblea Nacional. 

Priorizar la restitución de los derechos políticos por encima de los derechos sociales es un error que suelen cometer los partidos y dirigentes que no se conectan con el clamor nacional. Se enfocan en denunciar la persecución, encarcelamiento y exilio forzoso de sus líderes; denuncian el uso de la inhabilitación política para sacar de la contienda a sus candidatos; cuestionan la ilegalización de partidos y el despojo de siglas y símbolos para entregárselos a disidentes que le hacen el juego al gobierno; denuncian el ventajismo oficialista al utilizar los medios públicos a favor de sus candidatos; pero no se conectan con los problemas de la gente.

Si el descontento nacional no sale a votar, la oposición desaparecerá del ecosistema político venezolano


Víctor Álvarez R. / Director de Pedagogía Electoral

A un mes del arrase de los candidatos oficialistas en las elecciones parlamentarias y regionales del 25 de mayo, el CNE anunció elecciones de alcaldes y concejos municipales para el 27 de julio. En estos nuevos comicios se elegirán 335 alcaldes y 2.471 concejales; de estos, 982 son electos nominalmente en 596 circuitos interparroquiales, y 1.420 en 335 listas cerradas por representación proporcional.

Actualmente, de los 335 alcaldes, 111 son de la oposición, 58 de la MUD y 53 de otras tendencias opositoras. Entre los 2.471 concejales, 954 son de oposición, 479 son de la MUD y 475 de otros partidos de la oposición.

Estaba cantado que el oficialismo se apresuraría a convocar las elecciones municipales para terminar de rematar a una oposición que aún no se repone del trauma poselectoral que sufrió después del inesperado y sorprendente resultado anunciado por el CNE en las Presidenciales del 28 de julio de 2024, contrario a las encuestas, mediciones a boca de urna, y las actas en manos de los testigos de la oposición.

Una vez más, la convocatoria apresurada de las elecciones deja a la oposición desconcertada y sin capacidad de respuesta. El oficialismo no da tregua para que su dividido y extenuado rival reflexione y decida capitalizar el rechazo a la gestión de gobierno. La división y debilidad de oposición es aprovechada para una nueva arremetida que los deje fuera de juego.

¿Tiene la oposición suficientes fortalezas para defender las 111 alcaldías y 954 concejales que aún tiene y lograr un mejor desempeño en las Municipales del 27 de julio de 2025?   

No hay candidatos para tantos cargos

Entre las organizaciones habilitadas para participar figuran 36 nacionales, 10 regionales y 8 de los pueblos indígenas. Si compiten separadas, cada organización política debe postular:

Razones para votar en las elecciones municipales del 27 de julio

 

Víctor Álvarez R. / Director de Pedagogía Electoral

En las presidenciales del pasado 28 de julio de 2024, el poder electoral dio como ganador al candidato oficialista, un sorprendente e inesperado resultado contrario a las encuestas preelectorales, a las mediciones a boca de urna, y a las actas en manos de los testigos de la oposición. La Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia ratificó este resultado sin que antes se publicaran las actas desagregadas por mesas y centros electorales que comprobaran la veracidad de la totalización anunciada.

Cuando esto se repite una y otra vez, el elector percibe que su voto no tendrá ningún efecto en el resultado y decide que no volverá a votar. De hecho, se han vuelto a escuchar las consignas abstencionistas y desmovilizadoras que dicen: “en Venezuela se vota, pero no se elige”, “participar en las próximas elecciones es convalidar la farsa electoral del régimen”, “no voy a votar porque no quiero que me vuelvan a robar el voto”.

Esto es lo que la psicología llama la desesperanza aprendida, un concepto que analiza y describe un estado mental en el que una persona -expuesta a estimulaciones aversivas que no puede controlar-, aprende a comportarse pasivamente, al ver que es inútil su acción para cambiar un resultado no deseado.

Justamente, el deterioro de las condiciones electorales forma parte de las estimulaciones aversivas que el elector descontento no puede controlar y se revela como una eficaz estrategia del régimen para implantar la desesperanza aprendida en el mapa mental de los electores venezolanos. En esencia, se trata de un mecanismo de dominación para influir en la conducta electoral del votante opositor y una vez más provocar la abstención que convierta en mayoría a la minoría oficialista.

En el maratón electoral de 2025 se convocaron comicios para elegir 3.375 cargos públicos, a saber: