Víctor Álvarez R.
Un país se ha industrializado cuando la manufactura aporta al menos el
20 % del PIB, rango que superan Argentina y Brasil. En Venezuela, el grado de
desarrollo industrial es de 14.4 % y la densidad de establecimientos
manufactureros por cada mil habitantes es de apenas 0.25, mientras que en Argentina
es de 1.9 y en Brasil 2.1. Viéndolo en positivo, estos datos revelan el enorme
potencial de desarrollo industrial que aún tiene por delante Venezuela.
Si bien los encuentros bilaterales revelaron un potencial
de intercambio comercial desconocido, Venezuela no puede incorporarse al
Mercosur solamente como un mercado abierto, dispuesto a comprar todo lo que se
le ofrezca. No se trata solo de una integración comercial, sino de un nuevo
tipo de integración productiva basado en la transferencia de tecnología,
calificación del talento humano, asistencia técnica e incorporación de valor
agregado nacional, toda vez que los productos que circulen en el Mercosur deben
tener un mínimo de contenido subregional. Solo así la integración a este
acuerdo podrá contribuir a la transformación de una economía rentista e
importadora en un nuevo modelo productivo exportador, capaz de sustituir
eficientemente importaciones y diversificar exportaciones hacia otros mercados,
incluso más allá del Mercosur.
Un tema clave para elevar la densidad de empresas
industriales por cada mil habitantes, generar empleo productivo y aumentar la
contribución del sector industrial a la conformación del PIB, se refiere a la
promoción de inversiones del Mercosur en el territorio nacional, lo cual plantea
los siguientes desafíos que es necesario considerar:
·
Sobrevaluación del
tipo de cambio, lo cual se traduce en un subsidio al dólar y, por consiguiente,
en un subsidio a las compras externas que actualmente se realizan con un dólar
barato, haciendo más rentable importar que producir.
·
Inversión en
talento humano y fortalecimiento de capacidades tecnológicas para transformar
industrialmente los recursos naturales y energéticos, dejando de ser un
exportador de productos primarios e importador de manufacturas, para pasar a
ser un importador de capitales y tecnologías del Mercosur y exportador de valor
agregado.
·
Existencia de grandes
asimetrías debido a diferencias en el tamaño de los países, desbalance en sus
niveles de desarrollo económico, desigual dotación de recursos naturales,
humanos, tecnológicos e infraestructura, lo cual no puede ser superado a través
de la simple liberalización comercial.
·
Inestabilidad financiera
y monetaria por la crisis económica mundial, la cual repercute en los procesos de
complementación económica debido a las manipulaciones de los tipos de cambio y
los diferenciales de tasas de interés entre los países.
La armonización de políticas macroeconómicas y
sectoriales, así como la inversión en la infraestructura y servicios de apoyo a
la actividad productiva, resultan cruciales para reimpulsar el desarrollo
industrial. Este proceso no puede dejarse a merced de las fuerzas ciegas del
mercado y requiere el diseño de políticas industriales, tecnológicas y de
promoción de inversiones que faciliten el acceso a los avances del desarrollo
industrial que ha logrado el Mercosur.
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