viernes, 5 de julio de 2013

Referendo consultivo para decidir precio de la gasolina


Por: Víctor Álvarez R.

Las recientes protestas en Brasil explotaron a raíz del aumento de los pasajes del transporte público y han servido para recordar los terribles sucesos del Caracazo, cuyo detonante fue precisamente el aumento de la gasolina y su impacto en el incremento de los pasajes.

Desde entonces, buena parte de la dirigencia política está convencida de que cualquier incremento en el precio del combustible automáticamente desatará una protesta popular. Pero resulta que en 1989, el aumento de la gasolina fue el detonante más no la causa de las protestas. Las mismas estallaron debido al creciente descontento por la aplicación del paquetazo neoliberal, conformado por medidas antipopulares tales como: liberación de precios, aumento de las tasas de interés, eliminación del control de cambio con su impacto inflacionario, apertura a las importaciones que barrieron con el aparato productivo y privatización de empresas del Estado con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo. Hoy la situación es muy distinta, a lo largo de la Revolución Bolivariana los sectores populares han recibido el beneficio de la inversión social de la renta petrolera y está en condiciones de pronunciarse conscientemente en un referendo consultivo sobre la conveniencia de sincerar el precio de la gasolina, a fin de reorientar hacia la inversión social este subsidio regresivo que favorece sobre todo a los que más tienen -particularmente a los propietarios de vehículos con alto consumo de gasolina-, mientras que los más pobres se ven obligados a usar un transporte público cada vez más deficiente.

En otros países, llenar un tanque de 60 litros cuesta $ 60, mientras que en Venezuela sale por menos de $ 1. En EE.UU. y la U.E. un litro cuesta cerca de un dólar, en Venezuela se vende a menos de 2 centavos. Un café cuesta 30 veces más. El diferencial de precios entre Venezuela y Colombia estimula el contrabando de extracción en pequeños barriles y grandes camiones-cisterna. Se estima que hacia los países vecinos salen ilegalmente 25.000 barriles diarios de combustible. Al precio de $ 90 por barril, el contrabando llega a los $ 800 millones anuales. Si comparamos el precio interno con el valor de exportación, el subsidio es de $ 7.500 millones anuales. Si la comparación se hace con los precios internacionales el subsidio sube a $ 15.700 millones.
Pero no se trata de regalar la gasolina ni de venderla al precio internacional. El quid de la cuestión radica en asegurar el apoyo popular a una medida destinada a reorientar, a favor de la inversión social, este pernicioso subsidio, que además induce a despilfarrar la gasolina, colapsar el tráfico terrestre y a contaminar el ambiente. Por ser esta una materia de especial trascendencia nacional, debería ser sometida a referendo consultivo por parte del Presidente de la República. Si se deja claro que el mayor porcentaje de la recaudación por el aumento se destinará a la modernización y ampliación de la flota de transporte público en todo el país y que el precio de los pasajes no se incrementará, el pueblo venezolano respaldará masivamente la decisión de sincerar el precio de la gasolina.

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