Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
El Gobierno evade someterse al
escrutinio de la voluntad nacional debido a una pésima gestión que ha
erosionado aceleradamente la calidad de vida y el bienestar de la gente. Su
popularidad y aceptación se han derrumbado y ya no cuenta con ninguna
posibilidad de éxito electoral. Por eso, el oficialismo aprieta la
Constitución, se pone al borde de la ilegalidad y se vale de cualquier
subterfugio para darle largas al Referendo Revocatorio (RR) y a las elecciones
de gobernadores y alcaldes.
El presidente de la República, Nicolás
Maduro, llegó al extremo de afirmar que en estos momentos “la prioridad no es hacer elecciones, sino recuperar la economía”. De
inmediato le hizo coro el diputado del Psuv, Edwin Rojas, quien agregó: “estamos en el contexto de un Estado de
excepción y emergencia económica, estamos viviendo condiciones políticas,
jurídicas y económicas que pueden hacer que las elecciones regionales se puedan
restringir por la economía”. Y Diosdado Cabello, Vicepresidente del Psuv, insistió
en que las múltiples irregularidades detectadas en las firmas entregadas al CNE
por la MUD en mayo “mataron” el RR.
Deshilachan la
Constitución: Gobierno en el límite de la legalidad
El artículo 5 de la CRBV señala
claramente que: “La soberanía reside
intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma
prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente mediante el
sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público”. Por lo tanto, “Los órganos del Estado emanan de la
soberanía popular y a ella están sometidos”.
A través de las elecciones se expresa la
soberanía popular. Estas constituyen la principal garantía de un sistema
democrático. Si las elecciones no se realizan en la fecha que corresponde se comete
una grave violación de los mandatos y derechos consagrados en la Constitución. Una suspensión del RR o un diferimiento de los
comicios regionales y municipales trasgrede los mandatos de la CRBV y priva a
la ciudadanía de sus derechos políticos fundamentales.
El único caso en que se justifica
posponer las elecciones es cuando ocurre una catástrofe natural. En tales
circunstancias se requiere la declaratoria de un Estado de Excepción por Alarma que sea avalado por la Asamblea
Nacional (AN) y validado por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ). Requisito muy fácil de tramitar para un Gobierno que ya decretó
un Estado de Excepción y Emergencia
Económica y cuenta con el respaldo incondicional del TSJ para evadir la
aprobación de la AN, la cual en la práctica fue disuelta al ser declarada en
desacato por el máximo tribunal del país.
¿Por qué
no estalla Venezuela?
La fuerza transformadora de la inconformidad
permea los intersticios de todo el país. El acelerado deterioro de las
condiciones de vida pareciera más que suficiente para que se produzca un
estallido social y se desencadene una hecatombe político-militar. Por mucho
menos que la tragedia nacional que actualmente Venezuela está sufriendo estalló
El Caracazo. ¿Por qué entonces no se produce una conmoción social semejante a la
del 27 de Febrero de 1989? ¿Por qué no hay otra rebelión de los militares como
la que encabezó Chávez el 4 de febrero de 1992?
La creciente incorporación de altos
rangos militares en puestos claves de las empresas públicas y Poder Ejecutivo
los compromete con la gestión de Gobierno. Además de la obediencia debida, se
sienten cómodos en esos cargos. Han sido cooptados y quieren mantenerse en esta
zona de confort. Por lo tanto, no van a presionar al Gobierno ni al CNE para que
respeten la Constitución y convoquen el RR y las elecciones regionales y
municipales en las fechas que corresponde.
En la lista de espera se mantienen efectivos
militares que también aspiran a ser colocados al mando de lucrativos negocios que
les permita un retiro próspero y confortable. Lejos de estar pensando en la
solución de la actual crisis, su actitud acomodaticia los convierte en parte
del problema que hay que encarar y resolver. La oficialidad media y baja
puede considerar muy grave que se suspenda el RR o se posterguen las elecciones
de gobernadores y alcaldes, pero mientras los mandos a los cuales están
subordinados les creen expectativas de ascenso económico y social, no habrá ruido
de sables ni conspiración de Comacates
(comandantes, mayores, capitanes y tenientes).
Malestar
social sin liderazgo político
La Oposición no termina de capitalizar el
creciente descontento para convertirlo en una fuerza transformadora. Su falta
de constancia y garra en la movilización de la ciudadanía, sus reacciones
espasmódicas y su adicción a la comodidad mediática ralentizan la movilización
social que se requiere para salvar a Venezuela de la peor crisis humanitaria
que ha sufrido y ha desembocado en una diáspora de su gente.
A solo unos días para la recolección del
20% de las firmas se mantiene el temor sobre una maniobra de última hora para
abortar la consulta popular. Han circulado rumores sobre una supuesta medida cautelar
que prepara la Sala Constitucional del TSJ para anular la recolección de firmas
prevista para los días 26, 27 y 28 de octubre. Si el país no ha explotado aún
ante la severa escasez de alimentos y medicinas, ante la voraz inflación que
pulveriza el poder adquisitivo del ingreso familiar, ante la impune criminalidad
que aterra a la ciudadanía, conculcar entre gallos y medianoche el derecho
ciudadano de decidir si revoca o no el mandato presidencial, podría ser el
detonante del estallido social que no termina de ocurrir.
A todas estas, aprovechando la maniobra
de correr el RR para el 2017, Diosdado Cabello recorre el país arengando a las
bases clientelares del oficialismo y acumulando “méritos” para ser designado como Vicepresidente y así asumir
finalmente la Presidencia de la República que Chávez le negó. Nicolás Maduro ve
con desconfianza y recelo esta ambición desbordada porque sabe que una vez
revocado será defenestrado por el nido de alacranes que hará leña del árbol
caído.
Las excusas del oficialismo lucen cada
vez más agotadas y ya no movilizan ni a sus seguidores quienes no creen en la
amenaza de una intervención imperialista, ni en la guerra económica, ni en el coco
del capitalismo y el espanto de la derecha. Están claros que esta crisis
comenzó cuando todavía estaban altos los precios del petróleo debido a la
incompetencia e ineptitud del actual Gobierno, único responsable de esta catástrofe
sin precedentes. @victoralvarezr
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