Víctor Álvarez R.
Una de las peores distorsiones en la economía venezolana la
generó el violento ascenso del dólar paralelo, cuya cotización se impuso
arbitrariamente como la base para calcular la mayoría de los precios, incluso de
los productos importados a la tasa de cambio oficial. Con el argumento de
reponer los inventarios al nuevo precio que surgiría de una supuesta
devaluación que nunca llegó a concretarse, se generalizó una práctica a todas
luces especulativa por quienes recibían el dólar barato de Cadivi, pero
calculaban el PVP como si estuvieran comprando la divisa cara del mercado
paralelo, amasando así escandalosas ganancias.
Como instrumento de política antiinflacionaria, el gobierno
ha utilizado el anclaje cambiario para abaratar las importaciones. Esto dio
resultado mientras hubo abundancia de dólares, pero hizo crisis a raíz de la merma
de divisas derivada del estancamiento de la producción petrolera, de la
estabilización de los precios del crudo y del menor pago en efectivo que se
recibe debido al canje de petróleo por productos de otros países. Así, surgen
los problemas de liquidez de divisas del BCV, quien no termina de sortear sus dificultades
para fondear oportunamente, antes a Cadivi y ahora a Cencoex. Estos retrasos
trasladaron la demanda insatisfecha al mercado paralelo, cuya cotización
comenzó a subir y fue atizada, además, por factores interesados en
desestabilizar y crear una crisis de gobernabilidad.
Tras el fallido propósito de pulverizar el paralelo, se
activaron las subastas del Sicad I, las cuales no pudieron generar una oferta
complementaria, toda vez que se mantuvo la penalización a la libre transacción de
divisas. Es a partir de la reforma de la Ley de Ilícitos Cambiarios que se activa
un nuevo mercado en el que se permite la libre compra-venta de divisas entre
privados, cuya tasa de cambio se apreciará o depreciará según la oferta y la
demanda del día. Si tomamos en cuenta que el paralelo llegó a superar los 90 Bs/$ y que la tasa de cambio implícita que surge de dividir la Liquidez Monetaria entre la Reservas Internaciones (LM/RI) supera los 60 Bs/$, notamos entonces que los resultados están a la vista: en el primer día del Sicad II,
el mercado paralelo cayó 40 Bs. y el cambio en la subasta fue 51.86 Bs/$, con
una tendencia que irá hacia la baja que al momento de escribir estas páginas ya iba por 49 Bs/$ y puede bajar aún más a medida que aumente la oferta de divisas
derivada de la inversión extranjera, las exportaciones privadas, la
repatriación de capitales y los turistas internacionales.
El impacto de esta medida también se refleja en Sicad I, cuya
tasa casi llegó a 12 Bs/$ y ahora se aproxima a los 10 Bs/$. De mantenerse esta
tendencia se estarían abatiendo las presiones inflacionarias y especulativas desatadas
por el uso del paralelo como marcador en el cálculo de los precios. La oferta
privada en Sicad II aliviará las presiones sobre Cencoex, que mantendrá el 6.30 Bs/$ para subsidiar importaciones por un
monto de $ 31 millardos, mientras que los 11 millardos de Sicad I serían
liquidados a una tasa cada vez menor. El desplome del paralelo, la estabilidad
del 6.30 y la tendencia decreciente en Sicad I y Sicad II pueden inaugurar una tendencia
a la revaluación y apreciación del bolívar con un impacto positivo en la desaceleración
de la inflación, siempre y cuando se tomen las medidas complementarias para
corregir el déficit fiscal y prohibir las millardarias emisiones de dinero sin
respaldo que se hacen para financiarlo. @victoralvarezr
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