Víctor Álvarez R.
El vicepresidente del Área Económica, Rafael
Ramírez, anunció que se tiene prevista la unificación cambiaria en el
corto plazo. Esta medida cobra fuerza a partir de la salida de Jorge Giordani,
quien como Ministro de Planificación y luego de Economía y Finanzas, fue el principal
defensor del anclaje cambiario. Congelar el precio de la divisa fue asumido
como un instrumento de política antiinflacionaria, pero a la larga generó
graves distorsiones fiscales y monetarias. La propia PDVSA terminó siendo una
de las grandes afectadas, toda vez que al tipo de cambio de 6.30 Bs/$ ya no
puede obtener suficientes bolívares para mantener al día el pago de una nómina
de más de 140 mil trabajadores, honrar deudas con proveedores y contratistas,
transferir fondos a las misiones sociales y cancelar a tiempo sus obligaciones
con el fisco.
Por si fuera poco, el anclaje
cambiario, en medio de una inflación superior a los dos dígitos, provocó la sobrevaluación
de la tasa de cambio oficial, lo cual incentivó un creciente volumen de
importaciones que desplazaron a la producción nacional y provocó una drástica
caída del aporte de la agricultura e industria en la conformación del PIB. Al
castigar la competitividad cambiaria de las exportaciones privadas, el anclaje hizo
más dependiente al fisco y a las reservas internaciones de la renta petrolera y
acentuó los rasgos de una economía de puertos.
Después
de más de una década de control de cambios los resultados no fueron los
esperados. El anclaje no sirvió para controlar la inflación, toda vez que la
cotización del paralelo terminó siendo la tasa marcadora en la formación de
precios y, al arrastrar la tasa de cambio oficial, con cada nueva devaluación se
recrudeció la inflación. Tampoco sirvió para controlar la fuga de capitales,
según la CEPAL entre 2004-2013 la transferencia neta de divisas al exterior
fue de $ 234 millardos.
El déficit fiscal, originado en gran medida por el ingreso que el Estado deja
de percibir al vender los dólares a un precio artificialmente inferior, se está
financiado con emisiones de dinero inorgánico en un mercado con crecientes
índices de escasez, lo cual desquicia la inflación. La
deuda de PDVSA con el BCV se incrementó 189%, lo que representa Bs 475
millardos, equivalentes a $ 75,4 millardos al tipo de cambio oficial de 6,30
Bs/$.
Aunque es una medida a todas luces necesaria, el
gobierno no termina de adoptar la unificación cambiaria por temor al impacto
inflacionario que pueda tener, si la nueva tasa se aleja demasiado del precio
al que se vende el dólar a través de Cencoex y Sicad 1, que son las tasas que
rigen para más del 80% del total de importaciones que el país realiza. Conjurar
la amenaza inflacionaria de la unificación cambiaria dependerá de las medidas
complementarias para estimular una creciente oferta de divisas no petroleras.
La clave está en poner en marcha un conjunto de nuevas políticas de
repatriación de capitales, promoción de inversiones extranjeras,
diversificación de exportaciones y estímulo al turismo internacional, las
cuales están llamadas a ser las nuevas fuentes de divisas que complementen el
ingreso petrolero.
Según datos del BCV, en el exterior hay
depósitos privados de origen venezolano que superan los $160 millardos. Con un
cuerpo básico de incentivos fiscales y financieros bien articulados que
estimulen la repatriación de estos activos para su inversión productiva, podría
volver al país un porcentaje considerable de esos depósitos. Asumamos que no se
va a repatriar ni el 100% ni el 50%, pero conque solo retorne el 5% ya estamos
hablando de $ 8 millardos que, sumados a una inversión extranjera en el orden
de $ 10 millardos al año, más $ 5 millardos por exportaciones privadas (monto
inferior a los $ 7 millardos que Venezuela ya demostró que puede exportar) y $
4 millardos por visitantes internacionales (apenas la mitad de lo que los
venezolanos gastamos el año pasado en el exterior) estamos hablando de una oferta
privada de $ 27 millardos que, sumados al presupuesto público de $ 42 millardos
de origen petrolero, representa un gran total de $69 millardos, cantidad más
que suficiente para satisfacer holgadamente las necesidades de divisas, aliviar
el actual déficit en el mercado cambiario, pulverizar el paralelo y mantener
así el precio del dólar entre las tasas de Cencoex y Sicad 1, como bandas
mínima y máxima entre las cuales fluctuaría un único tipo de cambio.
La idea de implantar un
crawling peg, a través del cual la tasa de cambio experimentaría una
devaluación continua pero moderada, estaría condenada al fracaso si no se
activa una oferta de divisas privadas, toda vez que la oferta de dólares
procedente de la renta petrolera seguirá limitada. Al no funcionar como régimen de fijación de
precio y ajuste de cantidades, resultará en un control de cambios en el que se
vende una cantidad racionada a un precio determinado que no podrá suplir la
demanda inercial de divisas. Así, el paralelo subirá más rápido que el crawling peg y
los incentivos a la especulación generados por las rentas del diferencial
cambiario se mantendrían, aún después de la unificación.
Hay que advertir que,
si bien la unificación aliviará las cuentas de PDVSA, si no se corrige el
déficit del gobierno central y de las empresas estatales, y éste se sigue
financiado con emisiones de dinero sin respaldo por parte del BCV, los efectos
positivos de la unificación cambiaria pueden verse rápidamente anulados.
Sr. no se si se ha percatado, pero del entusiasmo inicial por la unificacion cambiaria tras las declaraciones de Ramirez pasamos a un "lenguaje corporal" (declaraciones de Aristobulo, recrudecimiento de los controles con medidas absurdas como el control biometrico, "guerra al contrabando") en el gobierno que advierte que esa medida que usted tan bien razona no se van a tomar. El gobierno con el que usted simpatiza y del que usted fue parte va, en mi opinion, a tratar NUEVAMENTE de usar controles para atacar los problemas economicos.
ResponderEliminarUs ted señor es en parte responsable por esto.