Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias 2013
Los trabajadores
que vivimos de un ingreso fijo siempre daremos la bienvenida a un aumento del
salario que compense el poder adquisitivo que nos quita la inflación. Más preferiríamos
que la defensa del salario, en lugar de ser una desenfrenada carrera para ver
qué aumenta más -si la inflación o los salarios- se sustentara más bien en una
eficaz estrategia antiinflacionaria. De lo contrario, siempre saldremos
perdiendo. Cuando los precios suben, los salarios no lo hacen de inmediato. El
factor trabajo reacciona con retraso y cuando por fin logra una compensación,
ya ha sido despojado de buena parte de su ingreso. El ajuste salarial, además
de ser tardío, no compensa toda la pérdida del poder adquisitivo. Al ser menor en
comparación con la inflación, se transfiere parte del ingreso de los
trabajadores que vivimos de un sueldo fijo a favor del capital.
La mejor
política en defensa del salario es una estrategia antiinflacionaria. Para que sea
exitosa no puede confundir la inflación con la especulación. La inflación es un
fenómeno económico que se manifiesta en un alza generalizada de los precios,
causada por un aumento en los costos de producción o por una expansión de la
demanda, mientras que la especulación es un delito que se comete a través de la
venta por encima del precio controlado o de fraudes para amasar escandalosas ganancias.
La inflación de costos tiene lugar cuando aumentan los salarios, materias primas, maquinarias, tasas de interés,
etc.; estos incrementos se trasladan a los precios y si estos están controlados
y no se ajustan oportunamente, al quedarse por debajo de los costos desestimulan
la producción y generan escasez. La inflación de demanda la origina el aumento
del consumo público y privado, si al aumento de sueldos se suma el aumento de
la demanda pública, y ésta se financia con emisiones de dinero sin respaldo por
parte del BCV, se inyecta una desproporcionada cantidad de dinero a un mercado
con escasez, lo cual atiza aún más la inflación. Ahora, cuando una empresa
recibe dólares preferenciales, crea empresas de maletín
para triangular e importar con sobreprecio, no ingresa el equivalente al monto
de dólares que recibió, o fija el PVP con base en el dólar paralelo para
obtener ganancias exorbitantes, está cometiendo un delito de especulación y
fraude a la Nación.
A través de controles, multas y penas se puede enfrentar la especulación,
pero para derrotar la inflación se requieren políticas macroeconómicas,
agrícolas, industriales y tecnológicas coherentes y complementarias que estimulen
una abundante producción de bienes y servicios. Esto implica unificar la tasa
de cambio para erradicar los incentivos a la especulación, frenar las
importaciones que barren con la producción nacional, corregir el déficit fiscal
para evitar su financiamiento con emisiones de dinero sin respaldo, y reorientar
en favor del aparato productivo interno las importaciones que realiza el Estado.
Solo así se podrán superar los desequilibrios macroeconómicos y sectoriales que
causan y propagan la inflación, desestimulan la producción nacional y generan desabastecimiento
y escasez, caldo de cultivo perfecto para que proliferen las perversas
prácticas del acaparamiento y la especulación. @victoralvarezr
No hay comentarios:
Publicar un comentario