Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
El colapso
de los precios del petróleo de 100 a 25 $/b significa una caída del 75% del
ingreso en divisas. Generar nuevas fuentes de divisas pasa por crear un sistema cambiario que
incentive la repatriación de capitales, la inversión extranjera y las
exportaciones no tradicionales. De lo contrario, se seguirá
dependiendo de las divisas que vendan Pdvsa y el BCV. Y mientras se prolongue
el control de cambios, la demanda insatisfecha se trasladará al mercado
paralelo y ejercerá una permanente presión al alza.
A pesar de
los intentos por activar sistemas cambiarios flexibles, estos no se han
reflejado en una mayor oferta de divisas no petroleras. Recordemos que el Sicad fue lanzado como un sistema
regido por la libre oferta y demanda, pero se le impuso una barrera psicológica
de 50 Bs/$. Luego, al Simadi –que supuestamente sería un mercado cambiario
entre privados que pactarían libremente el precio de la divisa-, también se le
impuso un techo de 200 Bs/$ que truncó la oferta de divisas no petroleras. Así, la
demanda de dólares que no pudo ser cubierta por Cencoex, Sicad ni Simadi, se
trasladó a un mercado paralelo cuya tasa de cambio es atizada por las
desmesuradas emisiones de dinero sin respaldo que hace el BCV para financiar el
déficit de Pdvsa.
Con un INPC de 56%, 68 % y 180,9% en
los últimos tres años, el freno impuesto a las tasas de Sicad y Simadi obligó a
los inversionistas extranjeros a traer más divisas para obtener la cantidad
suficiente de bolívares que permitiera cubrir los crecientes costos nacionales.
Y eso desincentiva nuevas inversiones. Con una tasa de cambio flotante que compense
la inflación, los inversionistas y exportadores podrán obtener suficientes
bolívares para cubrir los encarecidos costos domésticos.
Si bien es cierto que una tasa flexible mejorará el flujo de caja en bolívares de los
inversionistas extranjeros, esto no es suficiente para aumentar el ingreso en
divisas del país. La repatriación de capitales, la inversión extranjera
y las exportaciones no petroleras no crecerán en los montos que el país
necesita mientras no se logre estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica,
transparencia y flexibilidad en los controles, paz laboral, así como disponibilidad
de insumos básicos, infraestructura y servicios de calidad para la inversión
productiva.
Los anuncios
en materia cambiaria no representan ningún paso de avance en la erradicación de
los incentivos perversos que ofrece un régimen de cambios múltiple. Mantener
una tasa protegida (Dipro) de solo 10 Bs/$ mientras la flexible (Dicom) cuesta
20 veces más, es mantener un incentivo perverso a los especuladores cambiarios
y corruptos que saben cómo capturar los dólares baratos para después venderlos
caros. Sobre todo si se tiene en cuenta que el paralelo está dispuesto a pagar
por los dólares Dipro 100 veces más. Incluso, como la diferencia entre el paralelo
y la tasa Dicom que rige para cupo electrónico y viajes al exterior es de cinco
veces, este margen mantendrá el incentivo para la reventa del cupo electrónico
y los raspacupos de TDC en el exterior.
Siendo la
tasa de cambio una relación entre dos monedas –en este caso entre el bolívar y
el dólar-, un criterio técnico para la unificación cambiaria sería dividir la
liquidez monetaria entre las reservas internacionales (LM/RI), lo cual arroja
una cifra de aproximadamente 250 Bs/$. A medida que se erradique la emisión de
dinero sin respaldo y aumente la oferta de divisas no petroleras, la tasa única
de cambio tenderá a bajar y estabilizarse en un nivel que exprese la verdadera
productividad y competitividad del aparato productivo nacional. @victoralvarezr
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