Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Venezuela presentó a la Opep una propuesta para “recuperar el equilibrio en el mercado petrolero” basada en recortes de la
producción para estabilizar el precio del crudo, pero contradictoriamente el
objetivo N° 3 del Plan de la Patria plantea duplicar la extracción y llevarla de
3,3 a 6 millones de barriles diarios. Habría que preguntarse si duplicar
la extracción de petróleo es coherente
con el propósito de estabilizar su precio en el mercado internacional.
Recordemos que en los años 90 -al maximizar los volúmenes de
extracción-, Pdvsa incurrió en una frecuente violación de la cuota fijada por
la Opep y fue un factor determinante en el derrumbe de los precios. Controlar los
volúmenes ha sido la estrategia del gobierno de Venezuela para defender los
precios. Por lo tanto, duplicar la extracción puede inducir a los demás países
de la Opep a aumentar su producción y retroceder al tiempo en que los países
miembros resquebrajaron su disciplina de cuotas, aumentaron unilateralmente la
producción y provocaron una larga sobreoferta que colapsó los precios.
Lograr
una mejor cotización para el petróleo está en abierta contradicción con incrementar
su extracción. El aumento de la producción provoca una baja en los precios, y
viceversa. Este es el círculo vicioso en el que quedan atrapadas las
economías que dependen de la exportación de un recurso natural, toda vez que tras
su afán de captar más renta, aumentan la extracción y esto a la larga desemboca
en un colapso de los precios y del ingreso rentístico.
En la actualidad, la combinación de
una menor actividad económica global con una mayor producción de países No-Opep
ha provocado un exceso de oferta
estimada en 2 millones de barriles diarios, y esto ha hundido los precios. La suspensión de las sanciones a Irán se
traduce en un incremento en la oferta en torno a 500 mil barriles diarios y acentuará
aún más las presiones a la baja de los precios. Por si fuera poco, para
2017 EE.UU. se ha propuesto ser el primer productor de crudos con su petróleo
de esquisto y dejar de depender de los crudos de la Opep.
Pero en la Opep hay
visiones distintas para encarar esta problemática. Los países agobiados por déficits
fiscales y pagos de deuda externa son partidarios de recortar la producción
para levantar los precios. Pero Arabia Saudita -que cuenta con reservas internacionales
para soportar la caída-, prefiere dejar que sea el mercado quien restaure los
precios.
La apreciación del
dólar también afecta los ingresos de los países exportadores de petróleo, toda
vez que una divisa fuerte se traduce en menos dólares por barril. Pero lo que
más conspira en contra de una recuperación estable del petróleo son los cambios
estructurales en la matriz energética mundial, puesto que la incesante difusión
y uso de las tecnologías de información mejoran la eficiencia energética y
permiten producir la misma unidad de PIB con menos consumo de energía.
Si controlar volúmenes
es la estrategia para defender el precio, duplicar la extracción -tal como lo
Plantea el Plan de la Patria-, inducirá a los demás países de la Opep a
aumentar también su producción, cuestión que agravaría la sobreoferta, hundiría
aún más los precios y daría al traste con la aspiración de “recuperar el
equilibrio en el mercado petrolero”. Paradójicamente, el gobierno de Venezuela
propone a la Opep una banda de precios como mecanismo regulador que obligue a
recortar los volúmenes cada vez que los precios perforen el piso de la banda. A
la luz de todas estas tensiones y contradicciones, resulta poco probable que
los precios del petróleo superen los 40 $/b estimados para el presupuesto 2016.
@victoralvarezr
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