Víctor
Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Los diputados de la MUD y el GPP aprobaron por unanimidad
un acuerdo inspirado en el exhorto del Papa Francisco a favor del diálogo y la
paz en Venezuela. En el acuerdo no se pide la mediación de ninguna autoridad
sino que llama al encuentro y diálogo político. Se reconoce la importancia de la colaboración y
el trabajo mancomunado para resolver los problemas del país y se renueva el compromiso
de las partes para dirimir las diferencias con base en la Constitución. En el acuerdo
se plantea trabajar de buena fe y por el bien común, para impulsar la
cultura del encuentro que propicie las condiciones para un diálogo fecundo que
evite nuevos conflictos entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Venezuela está cansada de
una diatriba política que la ha puesto al borde de una crisis de
gobernabilidad. El venezolano de a pie clama por un gran acuerdo nacional que
permita superar los graves problemas de escasez, acaparamiento y especulación que lo
azotan desde hace tres años. Conseguir las
cosas más elementales de la vida cotidiana se ha convertido en una proeza de
supervivencia, en una hazaña cotidiana y
la gente no quiere resignarse a semejante calamidad. Ninguna persona es
realmente libre si no tiene la existencia material garantizada.
La pobreza está asociada a la imposibilidad de tener acceso a los bienes
básicos y esenciales para la sobrevivencia humana.
El malestar de la gente habló
duro en las parlamentarias del 6-D y se pronunció por el diálogo
y la paz. Por eso, la Oposición tiene que evitar que la euforia de los triunfalistas
embarque al país en el desgaste de un referendo revocatorio que daría al traste
con la urgencia de reactivar la economía, toda vez que el oficialismo, en su
afán de mantenerse en el poder, pospondría una vez más la adopción de las
urgentes medidas económicas que se requieren.
Aun cuando la Oposición logre
revocar el mandato de Maduro, tal sería el deterioro que provocaría la prolongada
inacción que inevitablemente recibiría un país sumido en una grave crisis de
gobernabilidad y así tampoco podría gobernar en un clima de paz social. Por
su parte, el Gobierno tiene que evitar el tiro de gracia que significaría
enfrentar un referendo revocatorio y retomar el diálogo fecundo para construir
con la Oposición unos acuerdos básicos de interés nacional que permitan reactivar
la economía, conjurar la crisis eléctrica y enfrentar con éxito la
criminalidad.
Una postura sensata de
ambas partes llevaría a retomar el diálogo político para acordar un Gobierno de Complementación y Unidad,
con un programa básico que detenga el deterioro. Sin lugar a
dudas, una agenda de interés nacional conviene al Gobierno, pero
también a la Oposición, si es que de verdad quieren alentar sus esperanzas de
gobernar y legislar con una economía sana y en un clima de paz social.
De allí la conveniencia
para ambos de crear los consensos necesarios para impulsar un Programa Básico
de Estabilidad Económica y una Agenda Legislativa Mínima para la Reactivación Productiva,
en el marco de un
Gobierno de Unidad Nacional que haga posible la complementación de
esfuerzos entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. Solo así será
posible crear un
nuevo marco legal e institucional mucho más propicio a la inversión productiva
que permita reactivar la producción en función de erradicar los problemas de
escasez, acaparamiento, especulación e inflación que acrecientan el inflamable
malestar social que está a punto de estallar a lo largo y ancho del territorio
nacional. @victoralvarezr
No hay comentarios:
Publicar un comentario