Por: Víctor Álvarez R.
En todo
país organizado, el mantenimiento de la infraestructura vial se financia con
los peajes. Y esto no es nada nuevo. Desde
la época colonial y luego en la República, los caminos para tropas y carretas
se construían bajo el régimen de concesión y se cobraba un peaje por el paso de bestias de carga y de personas.
Amparados
en las políticas de descentralización, muchas gobernaciones construyeron
estaciones de peajes sin que nadie supervisara las obras ni la distancia entre
una y otra. Así, en algunas
regiones del país se pagaban más de 4 peajes en trayectos de menos de 30 Kms,
cuando la normativa indicaba una distancia mínima de 80 kilómetros entre cada uno.
En el año 2008
se eliminó el cobro de peajes alegando que muchos no cumplían con la distancia
mínima permitida entre ellos, que no había una vialidad alterna y gratuita, y que la recaudación no cumplía con el
objetivo de mantener las vías en adecuadas
condiciones. Cinco años después,
el sistema vial se encuentra en precarias condiciones y las actuales
restricciones presupuestarias imponen un severo límite a las inversiones que se
necesitan para superar el colapso del tráfico en las calles, avenidas,
carreteras y autopistas, no solo en Caracas, sino en la mayoría de las ciudades
del país.
Recientemente
el Gobierno anunció la reactivación de
los peajes a través de un Plan de Rehabilitación Integral, aclarando que
sólo se cobrarán las tarifas al
transporte de carga pesada, por ser el que más deteriora el asfalto de
las vías. Sin lugar a dudas, una medida más que necesaria para aplicar
mecanismos de control de peso y altura de los camiones de carga, en función de
minimizar los daños a la infraestructura vial.
¿Cultura rentista o corresponsabilidad
ciudadana?
Es propio
de la cultura rentista exigir mejores vías con todos los servicios, sin mostrar
la más mínima voluntad de aportar absolutamente nada. Estamos acostumbrados a
responsabilizar al gobierno de turno de la precariedad del sistema vial, sin
asumir la corresponsabilidad ciudadana de hacer aportes para mantener en buen
estado las vías que todos utilizamos.
Si realmente se quiere mejorar la infraestructura del
tránsito terrestre a lo largo y ancho del territorio nacional, todos los usuarios
estamos llamados a colaborar. Además de mejores vías, queremos también vigilancia,
zonas de atención a los usuarios, servicios de grúas, sanitarios higiénicos, ambulancia,
etc. En lugar de esperar que hasta esto lo pague el petróleo, debemos estar conscientes
de la obligación de contribuir a generar los recursos necesarios para financiar
estos proyectos de inversión. Es así como se construye una sociedad solidaria,
basada en los principios de cooperación y reciprocidad.
Buena
parte de los fondos que se requieren se pudieran generar a través de la reactivación
de los peajes y del ajuste del precio de la gasolina. Estas medidas generarían
suficientes fondos para ampliar y mantener en buen estado la vialidad local en
cada estado o municipio, la cual no es competencia del Gobierno central.
Recursos para la gestión municipal y comunal
A raíz de la eliminación del Fides, las
gobernaciones y alcaldías perdieron una importante fuente de recursos que no ha
sido debidamente resarcida con las transferencias del Fondo de Compensación Interterritorial.
Con la eliminación de los peajes, los
gobiernos regionales perdieron una fuente de ingresos propios para mantener el
sistema vial. Se esperaba que el Gobierno central asumiera su mantenimiento, pero
las vías siguen llenas de huecos, sin iluminación, señalización, ni los
servicios básicos que requiere el usuario.
Por utilizar las autopistas, en Europa se
cobra 0,10 euros/km y en EE.UU. entre 0,08 $/milla. Si en Venezuela se reactiva
el cobro de peajes aplicando tasas solidarias, se pudiera cobrar 0,125 Bs/km. O
sea, una locha por kilómetro de recorrido. Así, entre dos peajes separados por
un tramo de 80 Kms, se pagarían solo Bs. 10, contribuyendo a generar los
recursos que se necesitan para mantener la vía en adecuadas condiciones. De
esta forma, un tramo de 80 Kms por el que transiten 50 mil vehículos diarios x
Bs. 10 el peaje x 365 días al año, generaría más de Bs. 500 millones al año, cantidad
más que suficiente para mantenerlo en buen estado y, adicionalmente, ofrecer todos
los servicios requeridos.
Llenar un tanque de 60 litros de gasolina en la
mayoría de los países cuesta $ 60. En Venezuela circulan más de 4 millones de
vehículos y en promedio cada uno paga menos de un dólar por llenar el tanque.
Si reponen combustible una vez a la semana, el subsidio llega a $ 3.000 por
vehículo al año, para un monto superior a los $ 12 mil millones anuales. Al
igual que lo que acabamos de plantear con la reactivación de los peajes, parte
de los recursos que se obtengan del aumento de la gasolina deberían ser
administrados directamente por los gobiernos locales y el poder comunal, con el
fin de invertirlos en la modernización de la infraestructura de tránsito
terrestre y en la ampliación de la red de transporte urbano. A los municipios y
gobernaciones que no cuentan con suficiente presupuesto para mantener en buenas
condiciones las calles, avenidas y carreteras inter-comunales, les vendría bien
no solo reactivar los peajes, sino también sincerar el precio de la gasolina
para reorientar un porcentaje de estos recursos al mantenimiento del sistema
vial.
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