Situación no es tan mala como dice el
gobierno, ni tan catastrófica como señala oposición
Víctor Álvarez considera que
Merentes debió aprovechar el potencial del país para crear mejores expectativas
Si ahora se toman las
medidas macro-económicas adecuadas, la inflación del próximo año estará entre
10 y 12%
Eliana Pantoja
TAL CUAL
Ante la coyuntura que atraviesa el país,
el
ex-ministro de Industrias Básicas y Minería (2005-2006), Víctor Álvarez,
asegura que él se ubica del lado de las soluciones prácticas. “Yo no me quedo
llorando sobre la leche derramada. Hemos tenido un año malo desde el punto de
vista económico, con una inflación de 50% y muchos tropiezos con la liquidación
oportuna de divisas, pero todos esos inconvenientes tienen una solución fácil.
Venezuela no está quebrada”.
El ahora profesor e investigador del Centro
Internacional Miranda opina que las premisas del presupuesto de 2014 tienen
criterios que no aprovechan el enorme potencial que tenemos para salir
adelante. Considera que cuando el ministro Nelson Merentes dice que la
inflación del año que viene estará en 26%, ó que el barril del petróleo se
venderá a $60, lo que causa es desaliento en la población. A su juicio, la
situación no es tan mala como afirma el titular de Finanzas, ni tampoco
catastrófica como señala la oposición.
2 + 2 son 4
Álvarez, con la paciencia del pedagogo, expone una
serie de cifras que pintan un panorama más alentador. Tiene certeza de que en
2014 el petróleo se venderá en torno a los $100 por barril y que lograremos
extraer unos 3 millones 200 mil barriles por día. Pero, a este monto le
descuenta el consumo interno, lo que se entrega por la vía de los convenios con
China, Petrocaribe y los intercambios con países como Cuba.
“Para sacar una cuenta digerible, asumamos que – descontado
lo anterior - al país le ingresará en efectivo el equivalente a 2 millones de
barriles diarios. Si los vende en $100,
facturamos 200 millones de dólares diariamente. En una semana serían
1.400 millones, por un solo producto que se llama petróleo… En un mes,
recibiremos 5 mil 600 millones de dólares. Si observa que semanalmente entre
Cadivi y el Sicad se le inyecta al aparato productivo 1.000 millones de dólares
de esa renta petrolera, entonces verá que todavía hay un superávit de 400
millones. Es decir, cuando usted hecha números ve que no hay razones para decir que vamos a estar en una situación
de escasez de divisas que va a afectar el aparato productivo”, enfatiza.
El fin del subsidio letal
El experto en políticas públicas dice que es
inviable mantener anclado el dólar a 6.30 para abaratar las importaciones. Asegura
que el uso de la política cambiaria como instrumento antiinflacionario se
agotó, pues a pesar de la estabilidad del precio oficial, la inflación en los
últimos dos años no baja del 20% y este año estará en torno al 50%.
Para darle un vuelco a esta situación, Álvarez
propone una serie de “medidas que están al alcance de la mano” y apuntan a
salir del círculo vicioso de una voraz demanda de divisas y toda suerte de
ilícitos cambiarios. Afirma que, con su
aplicación, el gobierno podría lograr que el próximo año cierre con una
inflación de entre 10 y 12%.
1.- Modificaciones del marco legal
Para empezar, dice que el gobierno debe adecuar las
Leyes de Ilícitos Cambiarios y de Mercados de Capitales, que criminalizan la
tenencia y comercialización de divisas de particulares. “Si se autorizara que
los depósitos de origen venezolanos que están en la banca internacional
regresen al país, pasaríamos entonces de una situación de sólo demandar divisas
a un escenario donde hay estímulos para generar la oferta”.
Cita las referencias del BCV y del sistema
financiero internacional según las cuales en la banca extranjera hay depósitos
de origen venezolano en torno a los 290 mil millones de dólares. De éstos, 160
mil millones son privados. “Si usted promueve políticas para incentivar la
repatriación de capitales, podríamos asumir que tal vez un 10% de esos fondos
regresarían al país. Entonces, hablamos de 16 mil millones de dólares que nos
entraría por una vía alterna a PDVSA, aliviando así la presión sobre Cadivi y
las reservas internacionales”. Asegura
que esto sería un buen comienzo para dejar atrás el “cadivismo”.
2.- Sistema complementario
Álvarez ve imposible que el Estado continúe siendo
el único proveedor de dólares para el país. Propone el desarrollo de un nuevo
modelo cambiario conformado por dos protagonistas: Por un lado, Cadivi con un
precio preferencial para la importación de alimentos, medicinas y productos
esenciales. Por el otro, un “sistema complementario” que se nutriría con la
repatriación de esas divisas privadas y que se cotizarían a una tasa de cambio
superior a la de Cadivi.
Luego, para llegar al precio justo, el experto
indica que “el valor real del dólar ya está surgiendo de las subastas del
Sicad”. Pero, observa que hasta ahora las mismas sólo dan el límite inferior al
margen adecuado, porque se han administrado con un criterio contrario a una
subasta para evitar que la tasa de cambio se desquicie. Asegura que con las
reformas jurídicas se flexibilizará el tipo de cambio para que el precio del
dólar “flote entre una banda mínima y una máxima”, controladas por el BCV.
Para definir las bandas, se tendrían que separar las
subastas de los fabricantes y la de los importadores de bienes de consumo
final. “Hay que darle prioridad a los que pueden contribuir con el logro de la
soberanía productiva. Ellos deben tener acceso a una tasa de cambio lo más
cercana a la oficial. Luego, el límite superior se definiría por el precio que
surja de la subasta a los importadores”, indica.
3.- Participación de PDVSA
El profesor considera que se le debe permitir a la
estadal petrolera subastar directamente un porcentaje de su ingreso en divisa a
través del Sicad, en vez de obligarla a entregar la renta del crudo a un tipo
de cambio de apenas 6.30. “Ese monto tampoco le rinde a PDVSA para pagar una
nomina que ya va por 100 mil trabajadores. La empresa tiene que cumplir
compromisos con sus proveedores nacionales, apoyar las misiones con aportes que
van entre 14 mil y 20 mil millones de dólares al año. Necesita demasiados
bolívares para mantenerse operativa y por eso se ha visto obligada a ir al BCV
a endeudarse; el cual, para poder darle la plata a PDVSA, recurre a la emisión
de dinero inorgánico que no tiene respaldo en la producción, generando por
tanto más inflación”.
4.- Exportadores: otra fuente de divisas
Hasta ahora, de acuerdo a los convenios cambiarios y
las providencias administrativas, los exportadores están obligados a vender el
60% de sus ingresos en divisas a la tasa oficial de 6.30. “Eso no les alcanza
para pagar la nómina que debe subir anualmente un 40%, ni las materias primas
nacionales que aumentan en torno al 50%”, observa Álvarez. Por eso, propone que
se autorice a los exportadores a convertir su ingreso en divisas en las
subastas del Sicad, accediendo a una tasa de cambio que verdaderamente exprese
su productividad. Señala que por esta vía se reforzaría la competitividad
cambiaria y se impulsaría la diversificación de las exportaciones no
tradicionales, activándose otra fuente de divisas complementaria a la
petrolera.
5.- Turismo: otro grifo de dólares
Álvarez considera que la reciente decisión de
permitir a los turistas extranjeros cambiar hasta $ 10.000 a la tasa Sicad es
un paso de avance en la flexibilización de la política cambiaria. Los turistas
huyen de los países con monedas sobrevaluadas. “Cuando un visitante extranjero
toma un taxi desde el aeropuerto al hotel, le van a cobrar mínimo 700
bolívares. A la tasa oficial, solo la carrera le va a costar más de 100
dólares, cuando en la mayoría de los países, por muy lejos que esté el
aeropuerto, el servicio más caro sale en $50. Para estimular nuevas fuentes de
divisas no petroleras, esta flexibilización debe extenderse a los depósitos en
el exterior y a los exportadores. Esto estimularía la repatriación de miles de
millones de dólares al año, que es lo que el país está necesitando con urgencia
para que todo no dependa de la renta petrolera”.
El país de las oportunidades
Para Víctor Álvarez Venezuela es uno de los países
más atractivos para generar riqueza porque aquí no se produce casi nada.
Reconoce que el desarrollo industrial y agrícola aún es una tarea pendiente.
“Nuestras carencias son nuestras oportunidades”.
Reflexiona sobre el hecho de que tenemos un sector agrícola que debería
satisfacer el 12% de nuestro PIB, de acuerdo al número de habitantes y la
ingesta calórica que recomienda la FAO. Pero éste apenas aporta el 4.4%, porque
se ha visto desplazado por una política cambiaria que hace más rentable las
importaciones de alimentos. Por otra parte, señala que nuestro sector
manufacturero aporta sólo el 14% del PIB. Explica que, de acuerdo a los
indicadores internacionales establecidos por la Organización de las Naciones
Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), debería suministrar al menos el
20% del PIB.
“Hay que diseñar un conjunto de políticas
macro-económicas, sectoriales y tecnológicas que estimulen la inversión
productiva. Eso tiene que ver con un uso inteligente de los incentivos
arancelarios, fiscales, financieros, cambiarios, compras gubernamentales,
suministro de materias primas, capacitación productiva, asistencia técnica y el
apoyo a la innovación tecnológica que al ministro Merentes se le olvidó
mencionar. Sólo en compras públicas el gobierno tiene el potencial de
reorientar los 24 mil millones de dólares que importa anualmente, en función de
fortalecer la producción nacional. ¡Venezuela tiene con qué!”, puntualizó.
Navegadores
Cuadro # 1 - Proyecciones de Ingresos de
Víctor Álvarez para 2014
$100 costará un barril de petróleo
2 millones de barriles diarios será nuestra venta
efectiva
$ 200 millones de dólares facturaremos diariamente.
$ 1.400 millones venderemos en una semana
$ 5.600 millones recibiremos mensualmente sólo por
petróleo
Cuadro # 2 – Dólares venezolanos
ubicados en el exterior
$290 mil millones son los depósitos de origen venezolano
en la banca extranjera
$130 mil millones son de origen público
$160 mil millones son origen privado
$60 mil millones de los depósitos particulares
fueron adquiridos por la compra de bonos de la deuda pública
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