Por: Víctor Álvarez R.
Si algo
deseamos quienes vivimos de un ingreso fijo es que el incremento salarial sea
mayor que el aumento de los precios. Pero en los últimos años,
uno de los factores que más ha propagado la inflación que devora los salarios ha
sido la emisión de dinero inorgánico para financiar empresas públicas
deficitarias. La
inyección de dinero sin respaldo en el contexto de una economía con altos
índices de escasez, no hace más que erosionar el poder de compra de la moneda
nacional, ya que cada vez hay más bolívares procurando comprar productos que se
hacen cada vez más escasos.
El propio BCV, para recoger el exceso de liquidez que él mismo
genera, ha incrementado el encaje legal tres veces consecutivas: de 17% a 19%
en octubre, de 19% a 20% en diciembre y de 20 a 21.5%, recientemente. Esto
significa que los bancos deben congelar el 21,5% del dinero que captan. Aun así, el
exceso de liquidez no ha bajado y es más el dinero sin respaldo que con una
mano el BCV inyecta a la circulación doméstica, que el que saca con la otra mano
a través del encaje legal. Ciertamente, un aumento del encaje de 4,5% es
poco lo que puede neutralizar ante un desmesurado aumento de la liquidez monetaria,
superior al 65% anual.
A pesar de que el artículo 320 de la
CRBV señala que “el BCV no estará
subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá convalidar o financiar
políticas fiscales deficitarias”, desde 2010 el instituto emisor ha venido
financiando a Pdvsa, toda vez que la compañía petrolera se ha visto muy
perjudicada por una tasa de cambio oficial que no le rinde para pagar su nómina
de más de 100 mil trabajadores, cancelar a tiempo la deuda con proveedores y
contratistas, mantener la ayuda a las misiones sociales y cumplir a tiempo con
sus obligaciones fiscales. Un solo dato:
hasta mayo de 2014 el BCV le ha prestado a Pdvsa más de Bs. 411.000
millones. Sin embargo, la oferta de bienes no ha crecido en la misma
proporción.
Una vez que se comprenda que el auge
inflacionario es la inevitable consecuencia de las emisiones de dinero
inorgánico para financiar empresas públicas deficitarias, quedará claro que un
paso clave para recuperar la fortaleza del bolívar, abatir la inflación y
proteger los salarios tiene que ver con
la recuperación de la autonomía del BCV, que sabiamente quedó plasmada en la
Constitución de 1999.
Los trabajadores que vivimos de un ingreso fijo
que se vuelve sal y agua con el desquicie de los precios esperamos un BCV que se
comprometa a derrotar la inflación. Las reformas a la ley del instituto emisor no
arrojaron los resultados esperados. Un BCV más independiente podrá resistir las
presiones para financiar el déficit fiscal con emisiones de dinero sin respaldo
y defender de mejor manera la meta de inflación. Autocríticamente debemos
reconocer que los
propios datos oficiales revelan que el financiamiento a Pdvsa ha sido la principal causa de la expansión desproporcionada
de la liquidez monetaria que se ha convertido en un factor propagador de la
inflación. Pdvsa debe sanear sus
finanzas y eso pasa por sincerar tanto la tasa de cambio oficial como el precio
de la gasolina, así como fijar límites
inquebrantables a los montos que el Gobierno puede obtener como préstamos del BCV.
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