jueves, 29 de septiembre de 2016

¿Cuáles serían las consecuencias de un default?

Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Hace un par de años, los economistas Ricardo Hausmann y Miguel Ángel Santos analizaron los retrasos del gobierno en el pago de la deuda comercial y se preguntaron si el gobierno de Nicolás Maduro también haría default con la deuda financiera de la República y Pdvsa. http://www.el-nacional.com/opinion/Hara-default-Venezuela_0_477552447.html
Hausmann y Santos criticaron la prioridad que los gobiernos bolivarianos le han dado a los pagos de la deuda externa, por encima de las importaciones que se requieren para enfrentar la escasez de alimentos, medicinas, repuestos, etc.: “(…) el cálculo moral se complica cuando es imposible cumplir con todos los compromisos y se hace necesario decidir cuáles cumplir y cuáles no. Hasta ahora, bajo el ex Presidente Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, Venezuela ha optado por pagar religiosamente sus bonos de deuda externa, gran parte de los cuales están en manos de venezolanos ricos y bien relacionados“, cuestionaron los mencionados economistas que trabajan en la Universidad de Harvard.
¿“Debería” Venezuela hacer default?
Esta pregunta que Hausmann y Santos plantearon en el título de su artículo publicado hace dos años es la que ahora habría que hacerse ante un eventual gobierno de la MUD.
“Si las autoridades adoptaran políticas con sentido común y buscaran el apoyo del Fondo Monetario Internacional y otros prestamistas multilaterales, como lo suele hacer la mayoría de países en problemas, se le aconsejaría renegociar la deuda externa. De esa forma, el peso del ajuste se compartiría con otros acreedores, como ya ha ocurrido en Grecia, y la economía ganaría tiempo para recuperarse, particularmente en la medida que empiecen a madurar nuevas inversiones en las reservas petroleras más grandes del mundo. Los tenedores de bonos harían bien reemplazando sus papeles actuales por instrumentos de más largo plazo que se beneficiarían de la recuperación económica”.
Hausmann y Santos anticiparon en ese mismo artículo publicado hace dos años  que:
“Nada de esto va a suceder bajo el mandato de Maduro, quien carece de la capacidad, capital político y voluntad para moverse en esa dirección. Pero el hecho de que su gobierno haya decidido incumplirle a los 30 millones de venezolanos para pagarle religiosamente a Wall Street no debe ser interpretado como una señal de rectitud moral. Es más bien una muestra de su decadencia moral.”
De inmediato, el Presidente de la República, Nicolás Maduro, pidió iniciar acciones legales contra Ricardo Hausmann al acusarlo de contribuir con sus escritos a una caída en los precios de los bonos de la deuda venezolana: "He ordenado a la Procuraduría, y le he hablado a la fiscal, para que iniciemos acciones porque usted (Hausmann) está metido en una campaña para hacerle daño a nuestra patria". http://www.elmundo.com.ve/noticias/economia/politicas-publicas/maduro-pide-iniciar-acciones-legales-contra-ricard.aspx#ixzz4JrvsIpmh
Consecuencias de un default
Un bono es un instrumento financiero que implica el compromiso de quien recibe el préstamo de cumplir con las condiciones acordadas de pagar el capital y los intereses en las fechas establecidas. La rentabilidad de los bonos depende de la solidez y credibilidad de quien lo emite para devolver el préstamo y pagar los rendimientos al final del período pactado.
Cuando se produce un incumplimiento en el pago, los inversionistas y acreedores afectados demandan al deudor ante las instancias y tribunales competentes para obligarlo a cumplir los compromisos y resarcir los daños causados. Se considera que los bonos más seguros son los emitidos por un Estado (deuda soberana) porque -a diferencia de las empresas-, los Estados no quiebran y su patrimonio no puede ser embargado.
Sin embargo, debido a que los Estados también pueden caer en una demora o impago, esta posibilidad pudiera valorarse como un riesgo mayor en el que incurren los acreedores de deuda soberana en comparación con los acreedores de empresas, a las que si pueden ejecutar las garantías para recuperar parcial o totalmente los fondos prestados o invertidos.
Los bonos de menor riesgo son los del Tesoro de EE.UU., principal potencia económica y militar del mundo. Por eso pagan un porcentaje de rendimiento mucho menor que los emitidos por las compañías y otros Estados. Cuando se trata de un país con menos solidez o que confronta problemas económicos, los inversores y acreedores exigen rendimientos adicionales para comprar los bonos soberanos.
Hacer default implica suspender los pagos convenidos con el inversionista o acreedor. Cada vez que se aproxima la fecha de un pago los acreedores se preguntan si la República o Pdvsa reunirán los fondos suficientes para cubrir el servicio de la deuda. Y no es que un país o una compañía deciden no pagar y no hay consecuencias que correr. Sobre todo si se establecen mecanismos y garantías  para recuperar total o parcialmente los fondos prestados. En el caso de Venezuela, un default no solo afectaría a los acreedores externos sino también a muchas instituciones financieras y empresas locales, así como ciudadanos venezolanos, que invirtieron sus fondos y ahorros en los bonos venezolanos y, por lo tanto, también resultarían perjudicados ante un eventual impago.
Los riesgos asociados a un default alejan a los inversionistas y, a la larga, generan mayores costos financieros, económicos sociales y políticos para la Nación. Ante un incumplimiento de los pagos de la deuda en las condiciones inicialmente convenidas, los mercados financieros internacionales se cierran y su reapertura solo es posible a un costo mucho mayor. Las nuevas emisiones de deuda solo se pueden colocar si ofrecen un elevado rendimiento o si se concede un descuento en el precio de los bonos, cuestión que reduce el volumen neto de recursos que el país recibe, aunque lo deja endeudado por el monto completo del valor nominal de los bonos.
¿Cuáles serán las prioridades de un gobierno de la MUD?
Desde el discurso de la oposición, la escasez de alimentos y medicinas se atribuye a la prioridad que el gobierno ha dado a los pagos de la deuda financiera externa en menoscabo de la deuda comercial que tiene con importadores y productores locales. Estos han acumulado una enorme deuda con sus proveedores en el exterior quienes han suspendido los suministros hasta tanto Venezuela ponga al día las cuentas por cobrar.
La MUD critica al gobierno de Maduro por el default masivo con el que ha castigado a importadores, proveedores y contratistas, tras su determinación de pagar antes que todo el servicio de la deuda externa. Pero la contracción de las importaciones y la mora en los pagos a proveedores han llegado al extremo. El margen de maniobra se ha agotado y ya es poco lo que se puede sacrificar para liberar recursos y cumplir con los vencimientos de la deuda. Recientemente, Schlumberger se sumó a la lista de empresas afectadas y anunció que reducirá sus operaciones en Venezuela debido a la insuficiencia de los pagos recibidos y a la indefinición de los mecanismos para abordar las cuentas por cobrar.  http://www.elimpulso.com/correos-diarios/enterate/pdvsa-asume-control-equipos-schlumberger-venezuela
Lo cierto es que el crédito está cerrado y solo se reabrirá cuando se pague lo que se debe. Así, este o el próximo gobierno tendrá que reordenar sus prioridades y decidir cuáles compromisos cumplir y cuáles no. Vale entonces preguntarse:
·         ¿Un gobierno de la MUD tendrá motivos morales para suspender los pagos de la deuda externa y destinar esas divisas a la importación de alimentos y medicinas que necesita un país al que han declarado en crisis humanitaria?
·         ¿Un nuevo gobierno seguiría las recomendaciones de Hausmann de renegociar la deuda externa para compartir el peso del ajuste con los acreedores?
Default: pan para hoy y hambre para mañana
Que un nuevo gobierno arranque con el impago de la deuda externa heredada del gobierno anterior podría terminar en un gran error. Desde el punto de vista económico y social sería muy costoso, aun cuando de cara a un referendo revocatorio, la promesa de no pagar la deuda se traduzca en un caudaloso dividendo electoral. Atizar un discurso radical no solo perjudica la cotización actual de los bonos venezolanos, también genera incertidumbre sobre las emisiones de deuda futura, dificultando y encareciendo su colocación. También hay que tener en cuenta  las consecuencias de un impago sobre Pdvsa, cuyos activos externos son embargables. La compañía tiene 44 tanqueros, 13 refinerías y cuentas bancarias que serían susceptibles de congelamiento y embargo. Esto representaría un grave daño patrimonial y la paralización de las exportaciones de crudo.

Estos gritos de guerra solo pueden inducir la toma de decisiones equivocadas que desembocarían en un default desordenado y caótico y bloquearían el financiamiento internacional que se necesita con urgencia para importar alimentos y medicinas, así como las materias primas e insumos imprescindibles para reactivar el aparato productivo y, sobre esta base, erradicar la escasez, acaparamiento, especulación e inflación que atormentan a la población@victoralvarezr

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