Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Hace un par de años, los
economistas Ricardo Hausmann y Miguel Ángel Santos analizaron los retrasos del
gobierno en el pago de la deuda comercial y se preguntaron si el gobierno de
Nicolás Maduro también haría default con la deuda financiera de la República y
Pdvsa. http://www.el-nacional.com/opinion/Hara-default-Venezuela_0_477552447.html
Hausmann y Santos criticaron la
prioridad que los gobiernos bolivarianos le han dado a los pagos de la deuda
externa, por encima de las importaciones que se requieren para enfrentar la
escasez de alimentos, medicinas, repuestos, etc.: “(…) el cálculo moral
se complica cuando es imposible cumplir con todos los compromisos y se hace
necesario decidir cuáles cumplir y cuáles no. Hasta ahora, bajo el ex
Presidente Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, Venezuela ha optado por
pagar religiosamente sus bonos de deuda externa, gran parte de los cuales están
en manos de venezolanos ricos y bien relacionados“, cuestionaron los mencionados
economistas que trabajan en la Universidad de Harvard.
¿“Debería”
Venezuela hacer default?
Esta pregunta que Hausmann y Santos plantearon en el
título de su artículo publicado hace dos años es la que ahora habría que
hacerse ante un eventual gobierno de la MUD.
“Si las
autoridades adoptaran políticas con sentido común y buscaran el apoyo del Fondo
Monetario Internacional y otros prestamistas multilaterales, como lo suele
hacer la mayoría de países en problemas, se
le aconsejaría renegociar la deuda externa. De esa forma, el peso del ajuste se
compartiría con otros acreedores, como ya ha ocurrido en Grecia, y la
economía ganaría tiempo para recuperarse, particularmente en la medida que
empiecen a madurar nuevas inversiones en las reservas petroleras más grandes
del mundo. Los tenedores de bonos harían bien reemplazando sus papeles actuales
por instrumentos de más largo plazo que se beneficiarían de la recuperación
económica”.
Hausmann y Santos anticiparon en ese mismo artículo
publicado hace dos años que:
“Nada de esto
va a suceder bajo el mandato de Maduro, quien carece de la capacidad, capital
político y voluntad para moverse en esa dirección. Pero el hecho de que su
gobierno haya decidido incumplirle a los 30 millones de venezolanos para
pagarle religiosamente a Wall Street no debe ser interpretado como una señal de
rectitud moral. Es más bien una muestra de su decadencia moral.”
De inmediato, el Presidente de la República,
Nicolás Maduro, pidió iniciar acciones legales contra Ricardo Hausmann al
acusarlo de contribuir con sus escritos a una caída en los precios de los
bonos de la deuda venezolana: "He
ordenado a la Procuraduría, y le he hablado a la fiscal, para que iniciemos
acciones porque usted
(Hausmann) está metido en una campaña para hacerle daño a nuestra patria". http://www.elmundo.com.ve/noticias/economia/politicas-publicas/maduro-pide-iniciar-acciones-legales-contra-ricard.aspx#ixzz4JrvsIpmh
Consecuencias de un default
Un bono es un instrumento financiero que implica el
compromiso de quien recibe el préstamo de cumplir con las condiciones acordadas
de pagar el capital y los intereses
en las fechas establecidas. La rentabilidad
de los bonos depende de la solidez y credibilidad de quien lo emite para
devolver el préstamo y pagar los rendimientos al final del período pactado.
Cuando
se produce un incumplimiento en el pago, los inversionistas y acreedores
afectados demandan al deudor ante las instancias y tribunales competentes para
obligarlo a cumplir los compromisos y resarcir los daños causados. Se considera que los bonos más seguros son los
emitidos por un Estado (deuda soberana) porque -a diferencia de las empresas-, los
Estados no quiebran y su patrimonio no puede ser embargado.
Sin embargo, debido a que los Estados también pueden caer en una demora o impago, esta
posibilidad pudiera valorarse como un riesgo mayor en el que incurren los
acreedores de deuda soberana en comparación con los acreedores de empresas, a
las que si pueden ejecutar las garantías para recuperar parcial o totalmente
los fondos prestados o invertidos.
Los
bonos de menor riesgo son los del Tesoro de EE.UU., principal potencia
económica y militar del mundo. Por eso pagan un porcentaje de rendimiento mucho
menor que los emitidos por las compañías y otros Estados. Cuando se trata de un
país con menos solidez o que confronta problemas económicos, los inversores y
acreedores exigen rendimientos adicionales para comprar los bonos
soberanos.
Hacer
default implica suspender los pagos convenidos con el inversionista o acreedor.
Cada vez que se aproxima la fecha de un pago los acreedores se preguntan si la
República o Pdvsa reunirán los fondos suficientes para cubrir el servicio de la
deuda. Y no es que un país o una compañía deciden no pagar y no hay
consecuencias que correr. Sobre todo si se establecen mecanismos y
garantías para recuperar total o
parcialmente los fondos prestados. En el caso de Venezuela, un default no solo
afectaría a los acreedores externos sino también a muchas instituciones
financieras y empresas locales, así como ciudadanos venezolanos, que
invirtieron sus fondos y ahorros en los bonos venezolanos y, por lo tanto,
también resultarían perjudicados ante un eventual impago.
Los riesgos asociados a un default
alejan a los inversionistas y, a la larga, generan mayores costos financieros,
económicos sociales y políticos para la Nación. Ante un incumplimiento de los
pagos de la deuda en las condiciones inicialmente convenidas, los mercados
financieros internacionales se cierran y su reapertura solo es posible a un
costo mucho mayor. Las nuevas
emisiones de deuda solo se pueden colocar si ofrecen un elevado rendimiento o
si se concede un descuento en el precio de los bonos, cuestión que reduce el volumen neto de recursos que el país recibe, aunque lo deja
endeudado por el monto completo del valor nominal de los bonos.
¿Cuáles serán las prioridades de un gobierno de la MUD?
Desde
el discurso de la oposición, la escasez de alimentos y medicinas se atribuye a
la prioridad que el gobierno ha dado a los pagos de la deuda financiera externa
en menoscabo de la deuda comercial que tiene con importadores y productores
locales. Estos han acumulado una enorme deuda con sus proveedores en el
exterior quienes han suspendido los suministros hasta tanto Venezuela ponga al
día las cuentas por cobrar.
La
MUD critica al gobierno de Maduro por el default masivo con el que ha castigado a importadores,
proveedores y contratistas, tras su determinación de pagar antes que todo el
servicio de la deuda externa. Pero la contracción de las importaciones y
la mora en los pagos a proveedores han llegado al extremo. El margen de maniobra se ha agotado y ya es
poco lo que se puede sacrificar para liberar recursos y cumplir con los
vencimientos de la deuda. Recientemente,
Schlumberger se sumó a la lista
de empresas afectadas y anunció
que reducirá sus operaciones en Venezuela debido a la insuficiencia de los
pagos recibidos y a la indefinición de los mecanismos para abordar las cuentas
por cobrar. http://www.elimpulso.com/correos-diarios/enterate/pdvsa-asume-control-equipos-schlumberger-venezuela
Lo cierto es que el crédito está
cerrado y solo se reabrirá cuando se pague lo que se debe. Así, este o el
próximo gobierno tendrá que reordenar sus prioridades y decidir cuáles
compromisos cumplir y cuáles no. Vale entonces preguntarse:
·
¿Un
gobierno de la MUD tendrá motivos morales para suspender los pagos de la
deuda externa y destinar esas divisas a la importación de alimentos y medicinas
que necesita un país al que han declarado en crisis humanitaria?
·
¿Un
nuevo gobierno seguiría las recomendaciones de Hausmann de renegociar la deuda
externa para compartir el peso del ajuste con los acreedores?
Default: pan para hoy y
hambre para mañana
Que
un nuevo gobierno arranque con el impago de la deuda externa heredada del
gobierno anterior podría terminar en un gran error. Desde el punto de vista
económico y social sería muy costoso, aun cuando de cara a un referendo
revocatorio, la promesa de no pagar la deuda se traduzca en un caudaloso
dividendo electoral. Atizar un discurso radical no solo perjudica la cotización
actual de los bonos venezolanos, también genera incertidumbre sobre las
emisiones de deuda futura, dificultando y encareciendo su colocación. También
hay que tener en cuenta las
consecuencias de un impago sobre Pdvsa, cuyos activos externos son embargables.
La compañía tiene 44 tanqueros,
13 refinerías y cuentas bancarias que serían susceptibles de congelamiento y
embargo. Esto representaría un grave daño patrimonial y la paralización de las
exportaciones de crudo.
Estos
gritos de guerra solo pueden inducir la toma de decisiones equivocadas que
desembocarían en un default desordenado y caótico y bloquearían el
financiamiento internacional que se necesita con urgencia para importar alimentos y
medicinas, así como las materias primas e insumos imprescindibles para reactivar
el aparato productivo y, sobre esta base, erradicar la escasez, acaparamiento,
especulación e inflación que atormentan a la población.
@victoralvarezr
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