Estabilidad económica con bienestar social
Víctor Álvarez R.
Una y otra vez solemos escuchar que la situación de la economía está
tan grave que no habrá más remedio que aplicar medidas draconianas. Los
decisores atribuyen
a las mismas un impacto antipopular, con un elevado costo político en pleno año
electoral, y creen
que desmontar los controles que hoy lucen totalmente agotados sería
traicionar el legado de Chávez. Presos de esas creencias limitantes prolongan la
inercia sin atinar las medidas que están al alcance de la mano para erradicar los
problemas de caída de la producción, escasez, acaparamiento y especulación que
tanto malestar provocan en la población.
El anclaje cambiario recae con toda su
fuerza sobre Pdvsa. Obligada a vender el mayor porcentaje de su ingreso en divisas
a las bajas tasas de 6,30 y 12 Bs /$, no logra recoger suficientes bolívares
para pagar una nómina de más de 140 mil trabajadores, honrar sus deudas con
proveedores y contratistas, financiar los programas sociales y mantener al día las
obligaciones con el fisco. Por eso, se endeuda con el BCV, el cual realiza
desmesuradas emisiones de dinero sin respaldo que atizan la inflación.
Unificar el régimen de cambios múltiples y sincerar el precio de la
gasolina permitirá sanear las finanzas de Pdvsa, reducir el déficit fiscal,
eliminar el financiamiento
monetario del BCV y estimular el ahorro, abatiendo así la inflación que devora los
salarios de los venezolanos. Un solo tipo de cambio erradicará el incentivo
perverso que la política cambiaria ofrece a los cazadores de renta,
especuladores y corruptos, quienes acumulan escandalosas ganancias al captar
los dólares baratos para después venderlos más caros.
Evitar el
financiamiento inflacionario del déficit fiscal pasa por desestatizar las empresas
públicas que terminaron secuestradas por burocratismo, el pseudosindicalismo y
la corrupción. Implica impulsar nuevas formas de propiedad social a través de
la participación accionaria de los trabajadores directos, la comunidad
organizada y la inversión privada nacional y extranjera, condicionando ésta
última a la transferencia de nuevas tecnologías, formación del talento humano, asistencia
técnica a las Pymes y máxima incorporación de componentes nacionales en los
proyectos de inversión.
Otro margen está en la eliminación de los ineficientes subsidios que no
llegan a los hogares y estimulan el derroche y el contrabando de extracción. Sincerar el precio de la gasolina y de los servicios
públicos corregirá parte importante del déficit fiscal, y esto se puede lograr
sin ningún impacto social al sustituir los subsidios directos a bienes y
servicios por subsidios directos a las familias pobres.
Para evitar un default que sentencie el embargo de los activos de Pdvsa
y la República, hay que recomprar la deuda externa venezolana que se remata a
menos del 50 % de su valor nominal; adecuar
PetroCaribe a las restricciones presupuestarias, cobrando a 90-120 días
la factura que se financia a 15-20 años; reorientar las importaciones gubernamentales en favor de la producción
nacional; reprogramar el pago
del componente en divisas de las obras contratadas a Brasil, Irán y
otros países, cancelándoles el saldo con los bonos de la deuda externa
recomprados o sustituyendo los pagos vencidos con nuevas emisiones de deuda.
La situación luce difícil, pero
todavía hay margen para un Programa de Estabilización
Económica con Bienestar Social. Lo que hace falta es la claridad y voluntad
que permitan romper con la inacción. @victoalvarezr
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