martes, 15 de octubre de 2024

¿Cómo se lograron los Acuerdos de Paz en Colombia?

 Conversaciones con el Embajador Milton Rengifo

 
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Sumario:

ü  “Una de las claves fue no utilizar los diálogos como una estrategia para obtener ventajas y mantenerse en armas”

ü  “Coexistió la guerra y el diálogo, por lo cual fue fundamental el papel de los terceros actores internacionales”

ü  “Las negociaciones contaron con un importante rol de los países acompañantes y garantes y el compromiso de Naciones Unidas en el monitoreo y la verificación”

ü  “No podían ser modelos de negociación y pactos cerrados, sino que se requería incluir a la sociedad.

ü  “Y el reconocimiento de las partes entre sí fue el punto de partida”

Durante la segunda mitad del siglo XX y la primera década del siglo XXI, la historia de Colombia estuvo marcada por la violencia política. ¿Cuáles fueron las causas del conflicto y la lucha armada? ¿Quiénes fueron los protagonistas y responsables? ¿Por qué se prolongó durante tantas décadas? ¿Cuál fue el costo económico y social de ese conflicto? ¿Quiénes fueron las víctimas? ¿Cómo fue posible un diálogo entre las partes en pugna que se estaban matando? ¿Cómo y cuándo se iniciaron los procesos de paz? ¿A qué acuerdos se llegaron? ¿Cuánto se ha cumplido? ¿Qué queda pendiente? 

Para comprender mejor las causas, razones y motivos de la violencia política en Colombia y, sobre todo, para entender cómo se activó el diálogo político y las negociaciones que hicieron posible los Acuerdos de Paz, hemos invitado al Sr. Milton Rengifo, embajador de Colombia en Venezuela, quien nos explicará las condiciones históricas concretas en las que se desarrolló el conflicto armado, y cómo fue posible que finalmente se llegara a los Acuerdos de Paz. 

Y para hacer rendir el tiempo, vamos con nuestra primera pregunta.

Embajador, ante todo muchas gracias por haber aceptado nuestra invitación a conversar sobre los procesos de paz en Colombia. Para empezar, nos gustaría entender ¿Cuáles fueron las causas económicas, sociales y políticas de la violencia política que desembocó en un conflicto armado? ¿Qué pasaba en Colombia? ¿Cuál era el contexto? ¿Hubo algún suceso o evento especial que sirvió de detonante o disparador del conflicto?

R/. Hablar de la de la asociación de política y armas en Colombia es un gran reto, el País tiene una historia marcada por esta huella trágica. Pero quiero referirme específicamente a la violencia que se ha desarrollado desde la segunda mitad del siglo XX. Hay un patrón en la historia de la violencia armada en Colombia y tiene que ver con la incapacidad de las élites políticas y económicas para responder a las demandas sociales y a la necesidad de inclusión de nuevas fuerzas en el poder político. 

Con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, a las puertas de ganar la presidencia, nos enfrentamos a un momento detonante de la violencia política y social en Colombia. Gaitán un líder y caudillo liberal, representaba la voz popular, campesina y una agenda social que se vio frustrada en medio del asesinato, este magnicidio fue la expresión de la combinación de violencia y política. Este evento desencadenó la profundización de la violencia bipartidista entre liberales y conservadores por una década más y encubó una nueva fase: la de la violencia guerrillera. 

El Frente Nacional, un Pacto político, el cual estuvo vigente entre los años de 1958 a 1974, fue un Pacto insuficiente para alcanzar la paz. Logró reducir la violencia bipartidista, pero no alcanzó a responder a las demandas de zonas rurales… de campesinos y sectores populares, propiciando la multiplicación de la opción subversiva, como fórmula armada para canalizar las demandas de inclusión política y reformas sociales.

Otro momento importante en la historia de la guerra y la paz en Colombia es el “Pacto” alrededor de la Constitución de 1.991. Esta Constitución recoge un reclamo ciudadano de capas urbanas, las necesidades de modernización promovidas por élites progresistas y alcanza a incluir reformas consagradas en acuerdos con guerrillas con las que se alcanzó la paz, quizá la más representativa el M-19.

Sin embargo, no se logra incluir en este “Pacto” a las FARC, ni a todo el ELN, esto favorece otro nuevo ciclo de violencia donde emergen nuevos actores como el narcotráfico y el paramilitarismo: una estrategia contrainsurgente de los sectores más radicales de la derecha, en alianza con el narcotráfico e incluso con agentes del Estado.

Colombia inicia así el siglo XXI con amplios territorios en el norte del País bajo el control del paramilitarismo… en algunos casos con la omisión del Estado. Y con amplios territorios en el sur del país bajo el control de las FARC... en algunos casos producto del desinterés del Estado… La institucionalidad se concentraba en las grandes ciudades.

Una Colombia moderna urbana coexistía con una Colombia premoderna rural. En el corazón de la conflictividad armada y social estaban, entre otros factores:

i)             las disputas por la tenencia y uso de la tierra, expresando la necesidad histórica de una reforma agraria que modernizara el campo y democratizara el acceso a la tierra; y

ii)            el cierre político a nuevas fuerzas políticas, especialmente de izquierda o reformistas, manifestando el imperativo de hacer efectiva la Constitución de 1.991 en todo su carácter pluralista.

En 2016 se firma el Acuerdo con las FARC y con este en gran medida se busca responder a estos factores asociados la violencia política y a otros más, como el narcotráfico y la necesidad de transformar los territorios históricamente golpeados por la guerra.  

Después de más de medio siglo de conflicto, de cuantiosos daños materiales e irreparable pérdida de vidas humanas ¿Cómo se activó el diálogo entre los actores en pugna? ¿Cuánto tiempo duraron las negociaciones? ¿Dónde y cómo se realizaron? ¿Fueron negociaciones directas o hubo mediación internacional?

R/. La violencia política en Colombia nos ha dejado un paradójico saldo, y es una amplia experiencia en iniciativas de diálogo y negociación política y quizás ese elemento ha sido una de las columnas vertebrales para el logro del Acuerdo de Paz con las FARC.

Quisiera resaltar aquí el cómo se logra activar ese diálogo: quizá el factor central fue el reconocimiento por parte de una buena parte de las elites políticas y económicas, que las FARC era un actor político-militar que amenazaba el poder establecido y que se requería buscar una vía no-militar para poder resolver la situación de conflictividad armada.

La contracara de la anterior condición fue la decisión por parte de las FARC de iniciar una negociación orientada a alcanzar unos acuerdos que terminaran los vínculos entre armas y política, con el compromiso de desarrollar unas reformas con las cuáles, además, estaban de acuerdo gran parte de sectores políticos en Colombia y no utilizar los diálogos como una estrategia política-militar para obtener ventajas y mantenerse en armas, como fue el caso de los frustrados diálogos de San Vicente del Caguán.  

Otro aprendizaje importante fue reconocer que no podíamos hacerlo solos y que teníamos que buscar acompañamiento, mediación y facilitación internacional e incluso desarrollar todo el proceso de negociación fuera del territorio colombiano.  Esto implicó aceptar también que, continuaba la confrontación armada en territorio colombiano y que en algún sentido coexistió la guerra y el diálogo, por lo cual fue fundamental el papel de los terceros actores.

El modelo de negociación fue bilateral (Gobierno y FARC), semi cerrado en la medida que la participación de otros actores fue regulada y con estatus distinto al de los negociadores. Contó con un importante rol de los países acompañantes y garantes y con el compromiso de Naciones Unidas en el monitoreo y la verificación. 

Sin embargo, se crearon vasos comunicantes con procesos de participación social a través de plataformas de diálogo social, que le dieron voz a territorios con baja representación política, también se les dio espacio a comunidades indígenas, afrocolombianas, campesinas, a organizaciones de mujeres y de derechos humanos, entre otras. 

Nuestras experiencias de paz anteriores nos mostraban que no podían ser modelos de negociación y pactos cerrados, sino que se requería incluir a la sociedad. Entonces de manera no explícita se desplegaron procesos de diálogo social, en los cuales se recogieron agendas que fueron llevadas a La Habana, Cuba, a la mesa de negociación entre el Gobierno y las FARC.

Estamos hablando que el reconocimiento de las partes entre sí fue el punto de partida. Que reconocer que se requería apoyo internacional fue fundamental. Y que mantener un proceso de diálogo social paralelo y articulado a negociación política fue estratégico.

¿En qué consiste el Acuerdo de Paz firmado entre el Gobierno de Colombia y las FARC? ¿Fue un solo Acuerdo o fueron varios Acuerdos? ¿Quiénes los firmaron? ¿A qué se comprometieron las partes? ¿Cuál es el balance neto? ¿Cómo se verifica lo que realmente se ha logrado y lo que está pendiente?

R/. Muy importante resaltar que el Acuerdo de Paz con las FARC es un Acuerdo con grandes características técnicas, el cual cumple estándares internacionales de Derechos Humanos y construcción de paz y eso lo hace un Acuerdo con amplio respaldo de la comunidad internacional.

El Acuerdo Final es obviamente un cuerpo único, pero se constituye como una sumatoria de acuerdos parciales sobre temas que estaban en el corazón de la violencia y el conflicto en Colombia:

·         Hay un acuerdo que responde a la demanda fundamental de las FARC (una guerrilla campesina) y que tenía que ver con la tenencia y uso de la tierra, una mejor distribución de la propiedad y generar condiciones para que esas tierras redistribuidas sean productivas y estén articuladas al sistema económico del País. Es decir, debe llevar a un proceso de inclusión del campesinado en el desarrollo del País.

 

·         Otro acuerdo responde a la necesidad de inclusión política y por eso se plantea en otro punto una serie de medidas para una nueva apertura democrática que permita que surjan nuevas voces y nuevas fuerzas políticas con garantías en el espectro del poder político. Avanzar en una reforma política y en mecanismos de participación social efectivos.

 

·         Hay otro elemento central a transformar, el cual fue el que generó la profundización de la violencia desde la década de los noventa: el narcotráfico. Entonces hay un punto específico para tratar, soluciones a la problemática de drogas ilícitas.

 

·         Otro acuerdo es una respuesta a la larga historia de violencia y sus costos humanos, la necesidad de atender y reparar a las víctimas del conflicto y que la justicia, la verdad y la no repetición se conviertan en factores de transformación de dicha situación de victimización. Hay unos acuerdos que tienen que ver con la justicia transicional y, en general, con el proceso de reparación a todas las víctimas del conflicto armado.

Esos elementos hacen que sea un Acuerdo de Paz integral, el cual logra equilibrio entre los factores económicos, políticos y sociales, asociados a las causas y la pervivencia del conflicto armado, respetando sí, estándares de Derechos Humanos. Finalmente, se definen unos mecanismos en otro punto del Acuerdo Final sobre la dejación de armas, la reintegración de los excombatientes y demás temas propios del punto denominado: Fin del Conflicto.

El Acuerdo Final recoge mecanismos de verificación internacional, mecanismos para viabilizar su cumplimiento y mecanismos que blindan su contenido de las agendas específicas del Gobierno de turno. Es un Acuerdo que tienen un alcance constitucional.

Una condición básica para la paz democrática es que se rompa el vínculo entre política y armas, que no se utilice la violencia para promover una causa política, y que quienes han abandonado la vía armada para llegar al poder tengan todas las garantías de que no serán objeto de persecución judicial ni violencia política. Embajador, ¿Qué garantías se les dieron a los alzados en armas para su reinserción en la actividad política? ¿En que se transformó el movimiento guerrillero? ¿Qué participación tienen actualmente en la vida política nacional?

R/. Esta pregunta es muy importante porque como mencioné antes, uno de los muchos retos es ¿Cómo hacer sostenible la paz y cómo multiplicar el impacto del Acuerdo para que este se convirtiera en el motor de la transformación del País y, no solo, en un factor de inclusión en el poder político? Es decir, salir de la lamentable fórmula de la combinación de armas y política: “yo tomo las armas, presiono al Estado y me incluyen en el Poder Político”.

Lo que se logra con el Acuerdo de Paz con las FARC es integrar varias necesidades: una agenda de reformas aplazadas en Colombia, las reivindicaciones centrales de las FARC (como el tema agrario), la necesidad de abrir el espectro político y la participación y, por supuesto, acordar la garantías para la entrega de armas y la reincorporación a la vida civil.  

Un impacto muy importante, el cual se desplegó durante el proceso de implementación fue el de generar las condiciones para que otras fuerzas políticas tuvieran acceso al poder, respondiendo a la necesidad de inclusión política, y que esta inclusión no se restringiera a los miembros de las FARC. Hoy Colombia cuenta con el primer Gobierno de centro- izquierda y es indiscutible que el Acuerdo de Paz contribuyó a que el descontento social (Paro Cívico de 2019-2021) y que nuevas fuerzas políticas fuesen encausadas a través de la institucionalidad -y no de las armas-, y que la reacción de los sectores más conservadores tampoco incluyese el uso de las armas. Al salir parcialmente de este círculo vicioso de armas y política en Colombia avanzamos en la democratización. 

Claro, la implementación y las transformaciones aún está en marcha. Hay una serie de reformas que todavía están en disputa y que tienen que ver con la reforma rural integral y la capacidad de que campesinas y campesinos -quienes no han accedido a la tenencia de la tierra o que no han podido convertirse en actores fundamentales del desarrollo rural-, puedan contribuir en equidad y justicia, junto al gran propietario de la tierra, en el desarrollo y la toma de decisión en Colombia. 

Por supuesto, también se requirió definir unas garantías para que los excombatientes no recaigan en la confrontación. Y aquí la actuación del Estado es clave generando condiciones para la reintegración social, política, económica y comunitaria. Los excombatientes requieren ser incluidos en el tejido comunitario, contar con proyectos productivos para su sostenibilidad, tener unos canales políticos para hacer seguimiento al cumplimiento de los Acuerdos y disponer de espacios para el ejercicio político.  

Un tema especialmente sensible es el de la seguridad para garantizar que la guerra no se reproduzca. El Estado tiene la responsabilidad de copar los territorios que estaban bajo el control de las FARC y garantizar la seguridad de los excombatientes, ahí los resultados son parciales, pero conozco se trabaja en mejorar esto.

Embajador, en los procesos de paz suele presentarse una tensión entre justicia y paz. La justicia suele ser confundida con retaliación y venganza, mientras que al logro de la paz se le atribuye un alto costo en términos de impunidad. Al observar la experiencia internacional, en unos países se impuso el olvido y el perdón para lograr la paz política, en otros casos se optó por saber primero la verdad y luego el perdón, y en otros prevaleció la verdad y la justicia. Ahora bien, la idea de justicia se suele enfocar en el castigo a los culpables y no en la reparación a las víctimas. ¿Cómo se resolvió en Colombia esta tensión? ¿Cuál es la noción de justicia que orienta el proceso de paz en Colombia? ¿Dónde se centra el esfuerzo, en el castigo a los culpables o en la reparación a las víctimas?

R/. El balance que logró el Acuerdo de Paz con las FARC merece un especial reconocimiento, incluido el reconocimiento internacional, y eso no significó que haya sido fácil la discusión interna en el País. En términos de estándares internacionales, este acuerdo con las FARC logró tener un gran balance entre el componente de Construcción de Paz y el componente de Derechos Humanos.

El Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición lo constituyen tres ejes institucionales:

i)             la Jurisdicción Especial por la Paz,

ii)            la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y,

iii)           la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas.

Este sistema de justicia transicional logró que se armonizaran en, distintos niveles, la necesidad punitiva, la necesidad de reparación y, en general, las demandas que había en términos de Derechos Humanos.

Con la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) lo que se logró es que, en un tribunal especial, paralelo a la justicia ordinaria, se pudiera juzgar a los responsables de graves violaciones de Derechos Humanos y los delitos más graves y representativos del conflicto armado, de acuerdo con los criterios de selección y priorización que sean definidos por la Ley y los magistrados, respetando eso sí, estándares internacionales de Derechos Humanos. El enfoque de este Tribunal es transicional y, por lo mismo, aplica criterios de justicia restaurativa.

Todo el Sistema Integral de Justicia Transicional tiene un enfoque que mantiene a las víctimas en el centro de atención, donde la prioridad es la reparación y no repetición, y donde la verdad histórica es un componente de la reparación de las víctimas del conflicto armado.

La Comisión de la Verdad tuvo como mandato esclarecer y promover el reconocimiento de hechos que constituyen graves violaciones a los derechos humanos, graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario, y que se conozca el impacto humano y social del conflicto en la sociedad, entre otras funciones.  

El Informe de la CEV no tiene la capacidad de judicializar, ni generar resultados punitivos, pero tiene la capacidad de que la sociedad conozca y haga una reflexión profunda sobre el involucramiento de múltiples sectores sociales y políticos en la guerra, en la victimización a la que se ha sometido a millones de colombianos y colombianas.

En un sentido más amplio, la verdad no solo contribuye a la reparación a las víctimas, sino que es fuente para avanzar hacia la reconciliación y la no repetición. Y algo que me parece muy importante resaltar de nuestra experiencia de construcción de la verdad fue que incluyó un amplio proceso de diálogo social, el cual generó múltiples acercamientos entre actores antagónicos en nuestra sociedad.     

La guerra generó dentro de sus consecuencias una que no estaba suficientemente atendida por la institucionalidad:  la desaparición forzada. Para ello se creó la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, cuyo carácter es extrajudicial y desarrolla una acción humanitaria para la localización de personas desaparecidas en el marco del conflicto armado en Colombia.  

Agradecemos altamente al Sr.  Milton Rengifo, Embajador de Colombia en Venezuela, por esta interesantísima conversación que nos ayuda a entender las causas históricas que desencadenaron la violencia política y el conflicto armado en Colombia, y cómo fue posible que después de más de medio siglo de cruenta lucha, y de un complejo y largo proceso de dialogó y negociación, fue posible llegar a unos acuerdos de paz que abrieron nuevas vías para el reencuentro, la reconciliación y la paz en Colombia.

Víctor Álvarez R.

Director de Pedagogía Económica y Electoral

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