Por: Víctor Álvarez R.
El pasado 28 de agosto se realizó el
foro de Últimas Noticias “El precio de la gasolina: necesidad y efectos de un
ajuste”. Allí planteamos que el escandaloso subsidio a los combustibles se ha
convertido en un despojo de los recursos que corresponden a los que menos
tienen, para que los disfruten quienes más tienen. Para superar las creencias
limitantes sobre lo que puede ocurrir en Venezuela si se sincera el precio de
gasolina, aportamos elementos para un debate educativo que permita fijar un
precio justo para el combustible y propusimos mecanismos para asegurar que las
ganancias sean invertidas en proyectos de interés nacional. Entre las creencias
limitantes abordamos la falsa naturaleza antipopular del aumento, al
cual se le atribuye ser el detonante de un estallido social.
En Venezuela, un litro de gasolina de 95
octanos cuesta Bs. 0,097. En EE.UU o la Unión Europea puede llegar a 2 $/litro.
Pero no se trata de subir el precio al nivel internacional ni de seguir
regalando la gasolina. Ni tan calvo ni con dos pelucas. En países con gobiernos
de izquierda como Bolivia, Ecuador, Uruguay o Nicaragua, el galón de 3.78
litros cuesta $ 3.90, algo más de 1 $ /litro. En esos países que tienen precios
solidarios para la población, llenar un tanque de 60 litros cuesta $ 60. Aquí,
60 litros x 0,097 Bs/litro sale en solo Bs 5,82, menos de 1$ a la tasa de
cambio oficial de 6,30 Bs/$. Esto equivale a un subsidio de $ 60 cada vez que
se llena el tanque, que en promedio es una vez a la semana. Si lo multiplicamos
por 52 semanas, resulta que por cada vehículo el propietario recibe $ 3.120 de
subsidio anual, que multiplicado por 4 millones de vehículos particulares que
circulan en el territorio nacional, el subsidio asciende a $ 12.480 millones;
mientras que los más pobres, los que no tienen carro y nunca van a una bomba de
gasolina a llenar un tanque, no se benefician para nada de este subsidio. Por
el contrario, se ven condenados a trasladarse en un sistema de transporte
público cada vez más deficiente. De allí que lo realmente antipopular y reaccionario es mantener un subsidio que le
quita a los más pobres recursos que deberían ser invertidos en su beneficio.
Una distribución progresiva y revolucionaria del ingreso implicaría reorientar
este subsidio desde quienes más tienen
hacia quienes menos tienen.
Según la LOPJ, un precio justo es el que permite cubrir los costos y
obtener una ganancia máxima de 30%. El costo de refinación es 2,75 Bs/litro, más los
costos de transporte y distribución que rondan 0,35 Bs/litro, suma 3,10, más
0,90 de ganancia, nos indica que el precio justo no debería bajar de 4
Bs/litro. Los costos los recuperaría PDVSA, pero las ganancias deben
depositarse en fondos especialmente creados para modernizar y ampliar la flota
de transporte público a través del financiamiento a empresas comunales de transporte
colectivo que no subirían el precio del pasaje. Otro porcentaje debería
destinarse a aumentar los sueldos de maestros, profesores de educación media y
universitaria, las becas de los estudiantes y mantener al día el pago de las
pensiones. Es tanto lo que se recaudaría cada año que alcanzaría para aumentar los
sueldos de la policía y dotarlos de un mejor equipamiento. @victoralvarezr
Totalmente de acuerdo, le recomiendo a la poblacion venezolana leann, enterence del porq de las cosas que suceden. La gasolina en nuestro pais aun sigue en un precio demasiado bajo en comparacion a otros paises.
ResponderEliminar