viernes, 12 de septiembre de 2014

¿Hacia dónde va la política social?


Por: Víctor Álvarez R.

La política social asistencialista y compensatoria no ofreció antes, ni podrá ofrecer nunca, una solución estructural a la problemática del desempleo, la pobreza y la exclusión social. La prolongación incondicional de las compensaciones, lejos de erradicar sus causas, por el contrario exacerban la cultura rentista que pretende vivir indefinidamente de ingresos que no son fruto del trabajo. Las medidas compensatorias crean inercias que condicionan su evolución a largo plazo y las asignaciones se vuelven “derechos inalienables”, comprometiendo cuantiosos recursos que tendrían mejores resultados si fuesen destinados a la capacitación técnica y al financiamiento de proyectos productivos.

La clave de una política social revolucionaria radica en transformar las asignaciones permanentes y sin condiciones en un incentivo temporal, sujeto al logro de metas para  elevar el nivel educativo y la capacitación técnica, como fundamento para el desarrollo de proyectos productivos que hagan posible la inserción de los excluidos en la construcción de un nuevo modelo productivo liberador. Sin embargo, el poco peso de la economía social en el PIB y en la Población Económicamente Activa indica que este sigue siendo un reto pendiente que es necesario encarar, perfeccionando la política social.  

En la primera etapa de la política social bolivariana prevaleció una orientación asistencialista, toda vez que resultaba urgente desactivar la bomba de tiempo social heredada de la IV República. La inversión social de la renta petrolera permitió aliviar los estragos de la pobreza, pero sin tener muy claro que las compensaciones tendrían un carácter temporal y serían gradualmente sustituidas por nuevos programas orientados a profundizar la inserción de la población pobre y excluida al sistema educativo y de capacitación productiva. El relanzamiento de las misiones anunciado por el Presidente Nicolás Maduro señala que la compensación se mantendrá pero será coyuntural e irá desapareciendo a medida que el aumento del nivel educativo, la capacitación técnica y el financiamiento a proyectos productivos faciliten la inclusión social en el sistema económico, de tal forma que los favorecidos dejen de depender de las asignaciones de las misiones y puedan satisfacer sus necesidades a partir de su propio esfuerzo productivo. A través de la creación de millares de empresas comunales y de propiedad social, bajo el control de los trabajadores y la comunidad, se facilitará la incorporación de los excluidos en la producción de los bienes y servicios que resultan imprescindibles para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales.

De allí la importancia de repensar las misiones que nacieron con una orientación asistencialista y compensatoria para impulsar su salto cualitativo, cuyo nuevo principio rector debe ser: “De cada quien según su capacidad y a cada cual según su trabajo”. A la luz de este principio socialista, las asignaciones quedarán condicionadas a logro de metas en materia de estudio y capacitación técnica, superando la cultura rentista que pretende vivir de ingresos que no son fruto del esfuerzo productivo y así abrirle paso a una nueva cultura sustentada en el valor del trabajo. @victoralvarezr

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