Por: Víctor Álvarez R.
El presidente Nicolás Maduro anunció la revisión total del gobierno
con el fin de “reestructurar lo que haya que reestructurar y arreglar todo lo
malo” y afirmó que realizará una “sacudida completa del gobierno para entrar en
una etapa de eficiencia verdadera”. Esta movida de mata debería comenzar por lo
que en la IV República se conocía como los policamburistas. Hay muchos
funcionarios que no son eficientes en el desempeño de un solo cargo y, sin
embargo, tienen cuatro y cinco cargos más. Este es un grave síntoma de
burocratización, y no me refiero a la tradicional burocracia con su
parafernalia de trámites innecesarios y consumada negligencia, sino a la formación
de grupos de poder que extienden sus tentáculos a través del reparto clientelar
de cargos y prebendas. Estos arribistas y cazadores de cargos que se proponen
concentrar cada vez más y más poder son la principal amenaza para mejorar la
eficiencia gubernamental.
Es como si en los equipos de fútbol que se enfrentan
en el Mundial de Brasil, a algunos jugadores les dieran simultáneamente las
tareas de ser porteros, defensas, volantes, delanteros y masajistas. No pueden
cubrir todas las posiciones a la vez y esa es una de las causas de la
ineficiencia gubernamental. No se improvisa con las designaciones ni las
estrategias porque se tiene claro que desde el primer minuto el equipo rival
sale a la cancha con la clara intención de meterle al otro una goleada. Cada
selección está integrada por el mejor talento que cada país tiene, nadie va al
Mundial a aprender a jugar fútbol. Cuando un equipo gana o pierde, en los
análisis se destaca el acierto o no que tuvo el Director Técnico a la hora de
hacer la alineación del equipo, colocar a cada quien en la posición adecuada,
darle la responsabilidad para la que está mejor dotado y capacitado. Si gana,
el Director Técnico destaca y elogia el desempeño del equipo, pero si las cosas
no salen como deseaba, él asume la responsabilidad y no achaca la culpa a sus
jugadores, reconoce que la selección que hizo no fue la adecuada, o que se
equivocó al no cambiar a tiempo a un jugador que ya no daba para más.
Esta movida de mata tiene que hacerse sin
traumas para evitar que se generen resentimientos y solidaridades, al decir que
se remueve a los funcionarios porque fracasaron, proyectando la culpa en quien
previamente los designó, sin asumir ninguna responsabilidad en el tiempo que se
les dejó en el cargo. Lo correcto es hacer lo que el presidente Maduro ha
anunciado: reestructurar todo lo que haya que reestructurar para mejorar la
eficiencia gubernamental, y hacer la selección de las personas con los mejores
méritos y credenciales para confiarles esas delicadas responsabilidades. Lejos
de convertir la movida de mata en una cacería de brujas, lo que toca es estimular
un debate leal y comprometido con la construcción de una sociedad libre de
pobreza y exclusión social. La voz crítica y propositiva debe fluir con
libertad y no puede ser catalogada de deslealtad y traición. De lo contrario,
se crea un ambiente de miedo y terror en el que nadie se atreve a levantar la
mano para hacer una crítica constructiva, a riesgo de ser despedido del
gobierno o defenestrado del partido por desleal y traidor. @victoralvarezr
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