Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
En una rueda
de prensa el Presidente Nicolás Maduro reconoció que el contrabando de
extracción alcanzó el 32% de los productos importados con dólar preferencial o
subsidiados por el gobierno nacional. Al referirse una vez más a la “guerra
económica”, denunció que quienes conspiran contra la Revolución Bolivariana
pretenden “colapsar el sistema de abastecimiento de la Nación mediante
actividades de acaparamiento, especulación y caotización de precios”[i].
Ante la creciente inflación que devora el poder adquisitivo de los
salarios, las personas que viven de un ingreso fijo se anticipan a comprar toda
clase de bienes antes de que suban de precio nuevamente. Esto refuerza las
presiones de demanda, agravando aún más la escasez que sirve de caldo de
cultivo para las perversas prácticas del acaparamiento y la especulación. Una
trampa de la que solo se puede salir si se erradica de una vez por todas los
perniciosos incentivos que ofrecen la abismal brecha entre los distintos tipos
de cambio, los rígidos controles de precios y los exagerados subsidios que,
además, estimulan el contrabando de extracción.
En efecto, es
necesario reconocer el impacto que han tenido los errores de política económica
en la caotización y destrucción del sistema de precios relativos. Al confundir
la inflación con la especulación, la caotización de los precios intentó ser combatida con controles, multas y penas
de cárcel que atacan la manifestación del problema pero no erradican sus
verdaderas causas, las cuales tienen que ver con las distorsiones que generan
tanto el régimen de cambios múltiples, como los rígidos controles de precios y
los ineficientes subsidios que estimulan el contrabando de extracción, la
escasez, el acaparamiento y la especulación.
Debido a la presión inflacionaria que
ejerce el desequilibrio entre la pujante demanda y la rigidez de la oferta, el
gobierno apeló al anclaje cambiario como
instrumento de política antiinflacionaria. Si bien esto funcionó en los
primeros años, el esquema hizo crisis al caer la renta petrolera y retrasarse
la liquidación oportuna de divisas. A partir de entonces se activó un mercado
paralelo que capta la demanda insatisfecha de divisas, originando una creciente
brecha entre la tasa de cambio oficial y el mercado paralelo. El régimen de cambios
múltiple es una verdadera tentación para los cazadores de rentas que logran
capturar los dólares de Cencoex y Sicad I, pero fijan los precios con base en
la cotización del dólar paralelo, incluso de los productos que se importan al cambio
oficial. Esta práctica -a todas luces especulativa-, termina anulando el efecto
antiinflacionario de la política cambiaria, a la vez que asegura exorbitantes
ganancias a los especuladores y corruptos que resultan favorecidos con la
asignación de la divisa a la tasa preferencial, pero que defraudan a la Nación
y especulan al consumidor.
El control de precios también
contribuye a agravar el problema. Al congelar
el PVP del producto final pero dejar liberados los precios de las materias
primas, insumos, maquinarias, fuerza de trabajo, etc., llega un momento en el
que los crecientes costos superan a los precios controlados y, al provocar
pérdidas, se desestimula la producción, generando la escasez que propicia el
acaparamiento y la especulación. Por si fuera poco, los millardarios subsidios
a productos de la canasta básica que no llegan al consumidor alteran aún más
los precios relativos, lo cual empeora el círculo vicioso del contrabando de
extracción, escasez, acaparamiento, especulación, corrupción y dolarización de la economía con base en la cotización del
mercado paralelo.
Al prolongar
las distorsiones del régimen de cambios múltiples, los controles de precios y
los ineficientes subsidios, el propio gobierno crea las condiciones para que se
multipliquen los negocios fraudulentos. Son los autogoles del gobierno los que
facilitan nuevos ataques de los conspiradores y corruptos. La caotización de los
precios comprueba el agotamiento de los controles de cambio y de precios como
instrumentos de política antiinflacionaria y anulan el impacto social del enorme
sacrificio fiscal que se hace al mantener una tasa oficial tan baja y
cuantiosos subsidios que no han servido para mantener a raya la inflación. Mientras el gobierno no corte por lo sano y corrija estas
distorsiones, se mantendrán los incentivos perversos al acaparamiento, la
especulación y el contrabando que están generando tanto malestar en la
población.
(originalmente publicado por @victoralvarezr en @elestimulo)
[i]
http://www.correodelorinoco.gob.ve/caracas/maduro-si-se-rompen-fronteras-racionalidad-iremos-al-pueblo/
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