sábado, 28 de febrero de 2015

La caotización de los precios


Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias

En una rueda de prensa el Presidente Nicolás Maduro reconoció que el contrabando de extracción alcanzó el 32% de los productos importados con dólar preferencial o subsidiados por el gobierno nacional. Al referirse una vez más a la “guerra económica”, denunció que quienes conspiran contra la Revolución Bolivariana pretenden “colapsar el sistema de abastecimiento de la Nación mediante actividades de acaparamiento, especulación y caotización de precios”[i].

Ante la creciente inflación que devora el poder adquisitivo de los salarios, las personas que viven de un ingreso fijo se anticipan a comprar toda clase de bienes antes de que suban de precio nuevamente. Esto refuerza las presiones de demanda, agravando aún más la escasez que sirve de caldo de cultivo para las perversas prácticas del acaparamiento y la especulación. Una trampa de la que solo se puede salir si se erradica de una vez por todas los perniciosos incentivos que ofrecen la abismal brecha entre los distintos tipos de cambio, los rígidos controles de precios y los exagerados subsidios que, además, estimulan el contrabando de extracción.

En efecto, es necesario reconocer el impacto que han tenido los errores de política económica en la caotización y destrucción del sistema de precios relativos. Al confundir la inflación con la especulación, la caotización  de los precios intentó ser combatida con controles, multas y penas de cárcel que atacan la manifestación del problema pero no erradican sus verdaderas causas, las cuales tienen que ver con las distorsiones que generan tanto el régimen de cambios múltiples, como los rígidos controles de precios y los ineficientes subsidios que estimulan el contrabando de extracción, la escasez, el acaparamiento y la especulación.

Debido a la presión inflacionaria que ejerce el desequilibrio entre la pujante demanda y la rigidez de la oferta, el gobierno  apeló al anclaje cambiario como instrumento de política antiinflacionaria. Si bien esto funcionó en los primeros años, el esquema hizo crisis al caer la renta petrolera y retrasarse la liquidación oportuna de divisas. A partir de entonces se activó un mercado paralelo que capta la demanda insatisfecha de divisas, originando una creciente brecha entre la tasa de cambio oficial y el mercado paralelo. El régimen de cambios múltiple es una verdadera tentación para los cazadores de rentas que logran capturar los dólares de Cencoex y Sicad I, pero fijan los precios con base en la cotización del dólar paralelo, incluso de los productos que se importan al cambio oficial. Esta práctica -a todas luces especulativa-, termina anulando el efecto antiinflacionario de la política cambiaria, a la vez que asegura exorbitantes ganancias a los especuladores y corruptos que resultan favorecidos con la asignación de la divisa a la tasa preferencial, pero que defraudan a la Nación y especulan al consumidor.

El control de precios también contribuye a agravar el problema. Al congelar el PVP del producto final pero dejar liberados los precios de las materias primas, insumos, maquinarias, fuerza de trabajo, etc., llega un momento en el que los crecientes costos superan a los precios controlados y, al provocar pérdidas, se desestimula la producción, generando la escasez que propicia el acaparamiento y la especulación. Por si fuera poco, los millardarios subsidios a productos de la canasta básica que no llegan al consumidor alteran aún más los precios relativos, lo cual empeora el círculo vicioso del contrabando de extracción, escasez, acaparamiento, especulación, corrupción y dolarización de la economía con base en la cotización del mercado paralelo.

Al prolongar las distorsiones del régimen de cambios múltiples, los controles de precios y los ineficientes subsidios, el propio gobierno crea las condiciones para que se multipliquen los negocios fraudulentos. Son los autogoles del gobierno los que facilitan nuevos ataques de los conspiradores y corruptos. La caotización de los precios comprueba el agotamiento de los controles de cambio y de precios como instrumentos de política antiinflacionaria y anulan el impacto social del enorme sacrificio fiscal que se hace al mantener una tasa oficial tan baja y cuantiosos subsidios que no han servido para mantener a raya la inflación. Mientras el gobierno no corte por lo sano y corrija estas distorsiones, se mantendrán los incentivos perversos al acaparamiento, la especulación y el contrabando que están generando tanto malestar en la población.
(originalmente publicado por @victoralvarezr en @elestimulo)



[i] http://www.correodelorinoco.gob.ve/caracas/maduro-si-se-rompen-fronteras-racionalidad-iremos-al-pueblo/

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