Víctor
Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
En Venezuela, un litro de gasolina de 95
octanos cuesta Bs. 0,097, algo más de un centavo de dólar a la tasa de 6,30
Bs/$. En EE.UU o la Unión Europea puede llegar a costar 2 $/litro. En países
con gobiernos de izquierda como Bolivia, Ecuador, Uruguay o Nicaragua, el galón
de 3.78 litros cuesta $ 3.90, por encima de 1 $/litro. En estos últimos países
que tienen precios solidarios para la población, llenar un tanque de 60 litros
cuesta $ 60. Aquí, 60 litros x 0,097 Bs/litro sale en solo Bs 5,82, menos de 1 $
a la tasa de cambio de 6,30 Bs/$.
Si
asumimos como referencia el precio que tiene el combustible en países con
gobiernos progresistas, el mismo equivale en Venezuela a un subsidio de $ 60
cada vez que se llena el tanque, lo cual ocurre en promedio una vez a la
semana. Si multiplicamos $ 60 por 52 semanas, resulta que por cada vehículo el
propietario recibe $ 3.120 de subsidio anual. Y si multiplicamos $ 3.120 por 4
millones de vehículos particulares que circulan en el territorio nacional, el
costo de oportunidad –o lo que se deja de percibir- asciende a $ 12.480
millones.
Por si fuera poco, el Ministerio de Petróleo y Minería ha reconocido que más de cien mil
barriles diarios pierde Venezuela debido al contrabando de extracción. Cien mil
barriles por 365 días al año por 90 $/barril que fue el precio al que se vendió
el crudo hasta hace poco, indica que el país perdió anualmente $ 3.285 millones
por contrabando de gasolina. ¿Quiénes son, entonces, los que se han beneficiado
y se siguen beneficiando al mantener el actual precio de la gasolina?
Además
de las mafias de contrabandistas y corruptos, el irrisorio precio
del combustible beneficia sobre todo a las familias que tienen dos, tres o más
vehículos; mientras que los que no tienen carro, los
que nunca van a una bomba de gasolina a llenar un tanque, no se benefician para
nada de este subsidio. Por el contrario, se ven condenados
a desplazarse en un sistema de transporte público cada vez más deficiente, cuyo
pasaje más barato está en torno a Bs 10, el doble de lo que cuesta llenar un
taque de gasolina que rinde una semana. Por
eso, lo realmente antipopular no es
subir el precio de la gasolina, sino mantener un precio que anualmente impide recaudar
más de $ 15 mil millones que deberían ser invertidos en beneficio de la
población más pobre.
¿Cómo
calcular un precio justo para la gasolina?
Según la Ley Orgánica de Precios Justos, un precio justo es aquel que permite
cubrir los costos y obtener una ganancia máxima de 30%. Según datos de PDVSA, el
costo de
refinación es 2,75 Bs/litro y los costos de transporte y distribución rondan 0,35
Bs/litro, para un total de Bs 3,10 en costos. Si a esto sumamos 0,90 céntimos -equivalente
al 30% de ganancia-, esta suma indica claramente que el precio mínimo de la
gasolina no debería bajar de 4 Bs/litro.
Como 4 Bs/litro sigue siendo un precio
muy bajo en comparación con los precios del combustible en la frontera –principal
incentivo al contrabando de extracción-, otra opción sería igualar el precio en
el mercado interno al nivel que tiene en los países vecinos, sustituyendo el
subsidio al combustible por subsidios directos a la población más pobre. Esto generaría
abundantes recursos para financiar la inversión social.
Ahora bien, para que el país entero
respalde esta medida se debe dejar muy claro cuál va a ser el destino de los
recursos que se recauden por el aumento de la gasolina. Obviamente, el
equivalente a los costos debe ser recuperado por PDVSA, lo cual le ayudaría a
sanear sus finanzas. Pero las ganancias deben depositarse en un fondo
especialmente creado para modernizar y ampliar la flota de transporte público
en todos y cada uno de los 335 municipios del país, manteniendo el precio del
pasaje en su nivel actual. En caso de un precio superior a 4 Bs/litro, es tanto
lo que se recaudaría cada año por impuestos indirectos a la gasolina, que un
porcentaje de este monto podría destinarse a aumentar los sueldos de maestros y
profesores de educación media y universitaria; ampliar las becas de los estudiantes;
incrementar y mantener al día el pago de las pensiones, así como aumentar los sueldos
de la policía y dotarlos de un mejor equipamiento. Es hora de decidir. Ya no se
puede esperar más.
(originalmente publicado por @victoralvarezr en @elestimulo)
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