Por: Víctor Álvarez R.
Si
alguien tenía alguna duda sobre la guerra económica desatada por los factores
de poder que intentan desestabilizar la Revolución Bolivariana, la reciente ola
especulativa debe haberlas despejado. De qué otra forma se puede explicar que
el gobierno otorgue dólares a una tasa preferencial de 6.30 para subsidiar las
importaciones y ofrecer productos a precios solidarios, pero luego quienes
reciben la divisa barata de Cadivi/Cencoex hagan trampa, fijando el precio de venta
como si hubiesen comprado el dólar al precio caro del mercado paralelo.
Cuando cae la renta petrolera o se retrasa temporalmente
la liquidación de divisas, suele activarse un mercado paralelo hacia el cual se
desplaza la demanda insatisfecha que está dispuesta a pagar un precio mayor por
la divisa. Lo inadmisible es que el dólar paralelo termina convirtiéndose en la
tasa de cambio que se aplica para el cálculo del precio de venta al público,
incluso de los productos que se importan a la tasa de cambio oficial. Esta
práctica especulativa, termina anulando el efecto antiinflacionario de la
política cambiaria, a la vez que asegura escandalosas ganancias para aquellos
importadores que reciben la divisa a la tasa preferencial, pero defraudan a la
Nación y especulan en contra del consumidor.
Esta es la razón de la reciente ola especulativa, la cual
se exacerba justamente en los meses en que se liquidan las utilidades o se
pagan los aguinaldos. Esta inyección de recursos confiere una adicional
capacidad de compra a la gran masa laboral, tras cuya captura se lanzan los
sectores económicos que manipulan los precios, convirtiendo la inflación y la
especulación en los mecanismos a través de los cuales se apoderan de las
remuneraciones de los trabajadores que viven de un ingreso fijo y logran así una
redistribución del ingreso a su favor.
En la aberración del dólar paralelo,
los especuladores cambiarios encuentran el caldo de cultivo perfecto para
amasar grandes ganancias, al disparar el tipo de cambio muy por encima de la
tasa oficial. Este enorme diferencial es causa de una de las más perniciosas
patologías inherentes a la lógica parasitaria e inmoral del capitalismo
rentístico, la cual se expresa en los ilícitos cambiarios y fraudes que se
cometen en contra del interés nacional. La sobrefacturación de importaciones,
la subfacturación de exportaciones, las importaciones ficticias por empresas de
maletín, el acaparamiento y la especulación son la expresión concreta de la
guerra económica con la que se pretende desestabilizar al Gobierno del
Presidente Nicolás Maduro.
Estas
arremetidas constituyen un nuevo ataque de los enemigos de la Revolución
Bolivariana en su empeño por generar un creciente malestar que lleve a la gente a responsabilizar al gobierno de la situación. Por eso, las
medidas tomadas por el presidente Maduro estremecen y sacan de la inacción a
muchas instituciones públicas que desde hace rato estaban obligadas a ejercer
un riguroso control para que este asalto no ocurriera y, sin embargo, no estaban
haciendo todo lo que debían. Con estas medidas el pueblo humilde y la clase
media recupera la confianza en el Gobierno Bolivariano y las instituciones del
Estado venezolano. @victoralvarezr
No hay comentarios:
Publicar un comentario