Por: Víctor Álvarez R.
En el
artículo anterior planteamos que -si de verdad se quiere priorizar la
producción nacional e impulsar
el tránsito de una economía rentística e importadora hacia un nuevo modelo productivo
exportador-, resulta urgente y necesario un debate honesto sobre cuál debe ser el tipo de cambio que refleje la verdadera
productividad del aparato productivo nacional, sin que el tratamiento de este
asunto se tergiverse como la pretensión de aplicar una nueva devaluación que
hará más pobres a los venezolanos.
En esta entrega presentaré una nueva propuesta para contribuir
a lograr la paz laboral y propiciar un clima que ayude a recuperar el ritmo de
la producción. Solo así se podrá ganar la batalla al desabastecimiento y la escasez.
Sidor es un ejemplo patético de la tensión laboral que se impone superar para
evitar interrupciones
de la producción que, en el caso de la siderúrgica, causan la escasez de
cabillas y acero que perjudica la fabricación de viviendas y la buena marcha de
la industria nacional. En 2013 apenas se produjeron 1,4 millones de toneladas
de acero, en comparación con los 4,3 millones que se alcanzaron en 2007, cuando
Sidor tenía totalmente abastecido el mercado nacional.
Inamovilidad laboral
Las
disposiciones de la Ley del Trabajo y de los decretos de inamovilidad laboral tienen
que ser de estricto cumplimiento por parte de la empresa. Esto no quiere decir
que no se pueden flexibilizar los mecanismos para mantener el nivel de empleo neto. Con este
fin, trabajadores, empresarios y gobierno están llamados a evolucionar de la
inamovilidad absoluta hacia un esquema de estabilidad numérica que -al flexibilizarse
y permitir las sustituciones que estén plenamente justificadas- ayude no solo a
mantener el mismo número de trabajadores en la empresa, sino incluso a aumentar
la nómina.
Ausentismo laboral
Para derrotar la caída de la producción que genera
desabastecimiento y escasez es necesario fortalecer la moral de trabajo y la
disciplina laboral. Las ausencias
imprevistas no se pueden sustituir y afectan la buena marcha de la producción.
En condiciones de un creciente ausentismo es imposible aumentar la
productividad. De allí la necesidad de lograr una unidad de criterios entre trabajadores, empresarios y gobierno sobre
las causas de este problema y convenir las
medidas necesarias para superarlo.
Sin
menoscabo de las reivindicaciones legítimas de los trabajadores, es equilibrado
reconocer que la sumatoria de los reposos cortos por mes, más los reposos
largos configuran un cuadro que perjudican la productividad del trabajo e
inevitablemente repercute sobre la producción. Un paso de avance sería sincerar
los reposos constantes y continuos a través de la declaración de incapacidad
por parte del IVSS. En relación con los trabajadores en condición de vigilancia ocupacional, los cuales reciben
la misma remuneración que los trabajadores activos, esta carga las pymes no la pueden
sostener y debería ser asumida por la seguridad social.
Garantizar
seguridad en el trabajo
Los
Delegados de Prevención tienen la delicada responsabilidad de hacer cumplir las
disposiciones de seguridad y salud en el trabajo. De allí la importancia de los
programas de INPSASEL para fortalecer la formación sobre sus deberes y
responsabilidades, y evitar así transgresiones de la empresa o interpretaciones
equivocadas por parte de los delegados que lleven a interrumpir la producción por
razones de seguridad laboral, lo cual no hace más que agravar los problemas de
desabastecimiento y escasez.
Contrato a tiempo
determinado
Según el INE, la tasa de desocupación subió en enero a 9,5%. En un
momento en que la desaceleración de la actividad económica pudiera llevar este
indicador a más de 10%, urge retomar todas las estrategias posibles para
recuperar el nivel de empleo productivo. Con este fin, hay que sincerar la
figura del contrato a tiempo determinado,
al cual
las empresas han renunciado debido a la práctica de reclamar el reenganche y el
pago de salarios caídos, una vez que finaliza el tiempo de contratación. Por
esta vía, en lugar de favorecer la
generación de nuevos puestos de trabajo, por el contrario se frenará la
creación de más empelo y esta práctica se revertirá en contra de los
trabajadores.
Ni tan calvo ni con
dos pelucas
Ni explotación del
trabajador ni anarquía sindical. Si se actúa de buena fe para erradicar las
causas que están generando caídas de la producción, desabastecimiento y escasez,
hay que atacar todas las acciones de sabotaje de quienes siguen apostando a
empeorar el malestar social para generar una crisis de gobernabilidad que
termine con el derrocamiento del Presidente Nicolás Maduro.
Lo
de Sidor no es un caso aislado. Mientras la gerencia trata de reactivar la
producción, el anarcosindicalismo paraliza las actividades argumentando retrasos
en el pago de compromisos contractuales, sabiendo que la falta de recursos se
debe precisamente a la caída en los ingresos que toda empresa sufre cada vez
que es paralizada de manera arbitraria. Eso que pasa en Sidor ya ocurrió antes
en Alcasa y se repite una y otra vez en no pocas empresas expropiadas y en muchas
empresas privadas. En el caso de las empresas públicas, los conflictos
laborales suele resolverse con un crédito adicional, más no ocurre así en las
empresas privadas, donde la conflictividad laboral las podría llevar a la
quiebra, con la consiguiente destrucción de miles de puestos de trabajo.
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