Víctor
Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
En el artículo 4 del Decreto de Emergencia Económica que no
fue aprobado por la AN, el Gobierno planteó la posibilidad de controlar la
libre circulación de efectivo, lo cual tendría un grave impacto sobre el
funcionamiento del sistema de pagos y del sistema financiero. El Gobierno cree
que controlando los retiros y transferencias bancarias podrá frenar el auge de
los precios y proteger el poder de compra de la moneda nacional. No logra
entender que el desequilibrio monetario que atiza la inflación se origina en el
sometimiento del BCV a las exigencias de dinero que le impone el déficit de
PDVSA y las empresas básicas. Se equivoca al creer que para proteger la moneda nacional basta con
establecer límites a las transacciones en efectivo, cuando es el financiamiento
monetario del déficit fiscal el principal factor propagador de la inflación en
Venezuela.
De insistir por esta vía, el pánico que generaría en las
personas naturales y jurídicas podría conducir a un retiro masivo de depósitos,
causando una grave crisis financiera que sería como un tiro de gracia a la
maltrecha economía del país. Si
el Gobierno insiste en controlar las operaciones bancarias estimulará retiros
masivos y afectará el buen funcionamiento del sistema bancario. El acabose
sería el estallido de una crisis financiera desencadenada por la incomprensión
de las causas de la enfermedad y su empeño en atacar solo los síntomas, aplicando
remedios que terminan siendo peor que la enfermedad. El récipe correcto está en
la aplicación de los artículos 318 y 320 de la CRBV, que establecen claramente
que el BCV no debería financiar el déficit de las empresas y entes públicos a
través de la emisión de dinero sin respaldo.
Los precios del petróleo están por debajo de
25 $/b, pero el Gobierno mantiene la inercia de gastar con base en un petróleo
a 40 $/b, que fue el precio estimado en el Presupuesto de 2016. Esta propensión
a gastar más de lo que le ingresa anuncia otro año con un déficit fiscal
superior al 10% del PIB. Lo más graves es que -a la luz de la última reforma a
la Ley del BCV-, toda apunta que seguirá financiando este déficit a través de
emisiones de dinero sin respaldo. Con
esta perniciosa práctica se agrava el desequilibrio entre el mercado monetario
y el mercado de bienes y servicios. Por eso el ciudadano de a pie que sale al
mercado con mucho dinero buscando bienes escasos, lo único que consigue es una
mayor inflación.
La inflación solo podrá
controlarse a través del diseño y ejecución de políticas macroeconómicas y
sectoriales coherentes que ofrezcan un ambiente propicio a la inversión
productiva. La corrección de los desequilibrios fiscales, monetarios,
cambiarios y de precios debe ser complementado con la ejecución de políticas
agrícolas, industriales y tecnológicas que contribuyan a la reactivación,
reconversión y reindustrialización de la economía nacional. Es así como
aumentará la oferta de los bienes y servicios que son imprescindibles para
satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la población.
La unificación del régimen de
cambios múltiples a un nivel que exprese la verdadera productividad del sector
transable, particularmente de la agricultura e industria, propiciará la
sustitución eficiente de importaciones por producción nacional. Una vez
superados los problemas de escasez en el mercado interno, el incremento
sostenido de la producción sustentará la diversificación de la oferta
exportable como nueva fuente de divisas que compense el colapso del ingreso
petrolero. @victoralvarezr
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