Víctor
Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Mientras en los países
desarrollados la gasolina cuesta al menos 2 $/litro, en los países de
Suramérica con gobiernos de izquierda cuesta en promedio 1 $/litro. Sin embargo,
en Venezuela el litro cuesta menos de un centavo de dólar el litro. Llenar un
tanque de 60 litros x 0.097 Bs/litro cuesta apenas Bs 5.82, menos de un dólar a
la tasa Cencoex. Cada vez que se llena un tanque se recibe un subsidio de al
menos $ 60. Si lo multiplicamos por 52 semanas, por cada vehículo una familia recibe
un subsidio anual de $ 3.120, mientras que las que no tienen carro no reciben
nada y se ven obligados a pagar por lo menos 20 Bs por cada pasaje de
transporte público: cuatro veces lo que cuesta llenar un tanque de gasolina que
rinde una semana. Si multiplicamos $ 3.120 por 5 millones de vehículos que
circulan en el país, el costo de oportunidad -lo que Estado deja de percibir anualmente-
asciende a $ 15 mil 600 millones. Monto extraordinario que bien pudiera
invertirse en proyectos de interés social. Si consideramos que el contrabando
de extracción asciende a 100 mil barriles al día, por 30 $/barril, por 365
días, esto representa una pérdida adicional de $ 1.100 millones.
Casi de $ 17 millardos al
año es una cifra más que suficiente para impulsar el sistema económico comunal,
a través de nuevas formas de propiedad social que empoderen a los trabajadores
directos y a la comunidad organizada. Un proyecto emblemático debería ser la
creación de empresas comunales de transporte colectivo para ampliar y
modernizar la flota de autobuses urbanos e interurbanos en todos y cada uno de
los 335 municipios del país, aplicando una tarifa con descuento equivalente al
50 % de la vigente. Con esto se desmontaría el mito del aumento de la gasolina como
detonante de un estallido popular.
Ante la falta de datos
sobre los costos de refinación, transporte y comercialización que se requieren
para calcular el precio justo de la gasolina, una aproximación pudiera lograrse
con base en el precio promedio del combustible en los países de Suramérica y,
sobre esta base, sincerar el precio en un plazo de tres años. En el primer año,
el nuevo precio de la gasolina sería el 50% de ese precio promedio
suramericano, equivalente a 0,50 $/litro. Esto permitiría recuperar los costos
de producción para aliviar las finanzas de Pdvsa y generar una ganancia que
sería invertida en la modernización y ampliación de la flota de transporte
público en los sectores populares.
Como un precio equivalente
al 50% de lo que cuesta la gasolina en los países vecinos seguiría siendo un
poderoso incentivo al contrabando de extracción, una vez que los sectores populares
hayan recibido el beneficio del transporte colectivo financiado con las
ganancias que genera el nuevo precio de la gasolina, en el segundo año el
precio del combustible se elevaría al 75% del promedio suramericano. Esto
generaría aún más recursos para ampliar la cobertura del transporte colectivo
hacia las urbanizaciones de la clase media, en el marco de un programa de
desautomovilización de las ciudades que contribuya a aliviar el colapso del
tráfico y a reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Finalmente, en
el tercer año, el precio de la gasolina en el mercado interno se elevaría al
90% del precio promedio en los países vecinos, lo cual haría poco atractivo el
contrabando de extracción, y generaría recursos adicionales para repotenciar la
vialidad del país.
La conversión en bolívares
del precio promedio en dólares se haría a la nueva tasa de cabio oficial que
surja, una vez que se unifiquen las actuales tasas de Cencoex y Sicad. @victoralvarezr
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