viernes, 26 de febrero de 2016

La ilusión monetaria

Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias

El BCV por fin publicó el informe anual sobre el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), en el cual revela que la inflación acumulada durante 2015 alcanzó el 180,9%, la más alta desde el año 1996 cuando finalizó en 103,3%. Los precios de los alimentos se incrementaron 315%, muy superior al 102,2% registrado en 2014. Por sexto año consecutivo, la inflación en alimentos fue superior a la inflación anual promedio. De los 12 meses de 2015, cinco registraron tasas de inflación de dos dígitos. El mes en el que más subieron los alimentos fue en agosto, con 17,4%. Con 12 meses de inflación mensual al ritmo actual de 20%, las mediciones del propio BCV le van a terminar dando la razón al pronóstico de 720% de inflación que anunció el FMI. De hecho, la frecuencia de tiempo a la cual se duplican los precios es cada vez más corta y justamente eso es lo que anuncia la inminencia del proceso hiperinflacionario.  

Para compensar el impacto de la inflación sobre la capacidad adquisitiva de los trabajadores que viven de un ingreso fijo, Nicolás Maduro anunció el aumento número 11 en los 3 años que van de su período presidencial. El salario mínimo pasa de Bs.9.649 a Bs. 11.578, con un incremento del 20%. También aumentó la base de cálculo del bono de alimentación que sube de 1,5 a 2,5 de la Unidad Tributaria y pasa de Bs. 6.750 a Bs. 13.275. Sumando salario y bono, el ingreso nominal de los trabajadores pasará de 16.399 a 24.853 bolívares.

Pero recordemos que un aumento de los ingresos nominales que no esté respaldado con su correspondiente aumento en la productividad y la producción, se traduce en una mayor inflación que anula el aumento. El ajuste salarial con el que se pretende compensar la erosión de la inflación no está asociado a incrementos en la productividad del trabajo y se realiza en una economía caracterizada por crecientes índices de escasez debido a que el aparato productivo no termina de reactivarse en un contexto de inseguridad jurídica, amenazas de expropiación y conflictividad laboral. A su vez, la escasez de divisas sentencia que las importaciones serán cada vez menores.

Así, la caída de la producción nacional combinada con menores importaciones se traduce en mayor escasez y grandes presiones en la formación de precios. En una economía con una alta inflación de costos y de demanda, y una creciente escasez estructural, este aumento incrementará el circulante monetario sin el correspondiente aumento de la cantidad de bienes y servicios. Esto presionará aún más los precios. Con un déficit fiscal de más de 20 % del PIB y el financiamiento de este déficit con emisiones de dinero sin respaldo por parte del BCV, Venezuela se encuentra en la antesala de la hiperinflación, un fenómeno que fue entendido y superado en todo del mundo, pero que en Venezuela amenaza con empobrecer aún más a los hogares.

El Gobierno no ha logrado controlar el incremento sostenido y vertiginoso de los precios. Y en la carrera de los salarios contra la inflación, siempre salen perdiendo los salarios. Este nuevo aumento se queda corto frente a la inflación y, paradójicamente, genera más inflación porque se paga con la emisión de bolívares que no tienen respaldo y no refleja un incremento real en la productividad. En efecto, para poder pagar el aumento en ministerios, institutos autónomos, gobernaciones, alcaldías, etc., el Gobierno tendrá que tramitar un crédito adicional cuya inyección a la circulación doméstica no tiene el debido respaldo en un aumento de la producción. En consecuencia, la presión de demanda adicional que significa más dinero en una economía con menos mercancías que comprar, desembocará en una inflación mayor al incremento del salario mínimo y del bono de alimentación.  

Una vez más, el aumento salarial “será pan para hoy y hambre para mañana”, porque la consiguiente inflación volverá sal y agua el aumento. Pura ilusión monetaria porque las familias que viven de un ingreso fijo nominalmente ganarán más bolívares, pero realmente podrán comprar menos bienes y así buena parte de sus necesidades básicas quedará insatisfecha. @victoralvarezr

 

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