Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
La SUNDDE
abrió un procedimiento a la cadena Farmatodo,
acusándola de incurrir en una "operación morrocoy" para causar
malestar e irritación en la población. Los directivos de esta cadena estuvieron
detenidos en el SEBIN para explicar la razón de las largas colas en las puertas
de sus locales. Farmatodo atiende semanalmente a más de 2.5 millones de clientes a través de 167 farmacias
ubicadas a lo largo y ancho del territorio nacional. El gobierno también
anunció la ocupación de la cadena de
tiendas Día a Día que vende alimentos
y productos de higiene en los sectores populares.
La hermenéutica o explicación de estas medidas
hay que buscarla en los recientes anuncios hechos por el gobierno en materia de
política cambiaria. En lugar de abandonar el régimen de cambios múltiples y
fijar una sola tasa a un nivel que exprese la verdadera productividad del
aparato productivo nacional, el gobierno optó por mantener el Régimen de Cambios
Múltiples y la tasa de 6,30 Bs/$, a la cual seguramente solo tendrá acceso el gobierno
como único importador de alimentos y medicinas. En consecuencia, las medidas
contra las cadenas Farmatodo y Día a Día pueden interpretarse como un
primer paso hacia la nacionalización del comercio exterior, lo cual requiere a
su vez la estatización de los canales de distribución y comercialización.
El
Presidente Nicolás Maduro reconoció que el contrabando de extracción alcanzó el
32% de los productos importados con dólar preferencial o subsidiados por el
gobierno nacional. Al referirse una vez más a la guerra económica, denunció que quienes conspiran contra la
Revolución Bolivariana pretenden “colapsar el sistema de abastecimiento de la
Nación mediante actividades de acaparamiento, especulación y caotización de
precios”[1].
Y en una reciente entrevista, Luis Britto
García, miembro del Consejo de Estado, recomendó que "El Estado venezolano debería asumir el
control de las importaciones como parte de las medidas para contrarrestar la
guerra económica"[2]. Al recordar que las empresas de maletín defraudaron
a la Nación a través de importaciones
ficticias por más de 60 mil millones de dólares en varios años, Britto
García afirmó que si el Gobierno Nacional sigue entregando divisas a las
empresas privadas "le estarán abriendo la sepultura al proyecto socialista".
Colas y caotización de los precios
Ante la creciente inflación que devora el poder adquisitivo de los
salarios, las personas que viven de un ingreso fijo se anticipan y hacen largas
colas para comprar toda clase de bienes antes de que suban de precio
nuevamente. Y a la expectativa inflacionaria se suma ahora la creciente escasez
que induce a comprar más de lo acostumbrado. La incertidumbre de poder
encontrar los productos cuando realmente se necesitan refuerza las presiones de
demanda, agravando aún más la escasez que sirve de caldo de cultivo para las
perversas prácticas del acaparamiento y la especulación en las redes de
comercio informal, lo que no ocurre en las cadenas de tiendas con máquinas
registradoras supervisadas por el SENIAT.
Debido a la presión inflacionaria que
ejerce el desequilibrio entre la pujante demanda y la rigidez de la oferta, el
gobierno apeló al anclaje cambiario como
instrumento de política antiinflacionaria. Si bien esto funcionó en los
primeros años, el esquema hizo crisis al caer la renta petrolera y retrasarse
la liquidación oportuna de divisas. A partir de entonces se activó un mercado que
capta la demanda insatisfecha de divisas, originando una creciente brecha entre
la tasa de cambio oficial y el mercado paralelo.
Con la implantación del régimen de cambios
múltiple, surgieron más incentivos perversos a los cazadores de rentas que
buscan capturar los dólares de Cencoex y Sicad I, para luego venderlos más
caros en el mercado paralelo. Esta práctica -a todas luces especulativa-, termina
anulando el efecto antiinflacionario de la política cambiaria, a la vez que
asegura exorbitantes ganancias a los especuladores y corruptos que resultan
favorecidos con la asignación de la divisa a la tasa preferencial, pero fijan
el PVP con base en el paralelo. Al confundir la inflación con la
especulación, el gobierno intenta combatir la caotización de los precios con controles, multas y penas de
cárcel que atacan la manifestación del problema pero no erradican sus
verdaderas causas.
El control de precios también
contribuye a agravar el problema del desabastecimiento. Al congelar el PVP del producto final pero dejar
liberados los precios de las materias primas, insumos, maquinarias, fuerza de
trabajo, etc., llega un momento en el que los crecientes costos superan a los
precios controlados y, al provocar pérdidas, se desestimula la producción,
generando la escasez que propicia el acaparamiento y la especulación. Por si
fuera poco, los millardarios subsidios a productos de la canasta básica que no
llegan al consumidor alteran aún más los precios relativos, lo cual empeora el
círculo vicioso del contrabando de extracción, escasez, acaparamiento,
especulación, corrupción y dolarización de
la economía con base en la cotización del mercado paralelo.
Comprender la naturaleza de la crisis
Las colas
en Farmatodo y Día a Día se quedan cortas en comparación con las descomunales filas
que diariamente se observan en la red de Farmapatria
o Bicentenarios, que suelen estar con
muchos anaqueles vacíos y cajas registradoras sin personal. Esta realidad
confirma que son muchos los
diagnósticos equivocados y, en consecuencia, muchas las
políticas equivocadas que se han adoptado.
El
gobierno identifica al contrabando, escasez, acaparamiento y especulación como
expresión de la guerra económica
desplegada por quienes lo quieren derrocar. Pero al no reconocer su cuota de
responsabilidad, no logra comprender ni identificar las medidas que tiene al
alcance de la mano para superar esta problemática. El análisis superficial del problema
y el impacto exagerado que se le atribuye a la llamada guerra económica, reduce la acción gubernamental a medidas muy efectistas pero poco efectivas, toda vez que se
agotan en reforzar las regulaciones de
precios, extender los
controles biométricos, fijar cupos máximos de venta, dosificar las colas según el
número de la cédula de identidad o intervenir cadenas de distribución y
comercialización. De esta forma solo ataca la manifestación superficial del problema más no está yendo a su raíz.
Al prolongar las distorsiones del
régimen de cambios múltiples, los rígidos controles de precios y los
ineficientes subsidios, el propio gobierno crea las condiciones para que se
multipliquen los negocios fraudulentos. Son los autogoles del gobierno los que
facilitan nuevos ataques de los conspiradores, contrabandistas y corruptos que
lo quieren derrocar.
La caotización de los
precios comprueba el agotamiento de los controles de cambio y de precios como
instrumentos de política antiinflacionaria. Ya no rinde ningún fruto el enorme
sacrificio fiscal que se hace a través de una tasa oficial tan baja, ni los cuantiosos
subsidios a bienes y servicios que no han servido para mantener a raya la
inflación. De allí la necesidad de reconocer el impacto que han tenido los errores
de política económica en la destrucción del
sistema de precios relativos. Mientras el
gobierno no corte por lo sano y corrija las graves distorsiones que generan tanto el régimen de cambios múltiples,
como los rígidos controles de precios y los ineficientes subsidios que
estimulan la caída de la producción, el contrabando de extracción y la escasez, se mantendrán las verdaderas causas de las largas colas
que tanto malestar están generando en la población.
[1] http://www.correodelorinoco.gob.ve/caracas/maduro-si-se-rompen-fronteras-racionalidad-iremos-al-pueblo/
[2]Entrevistado en el programa "Construyendo la
Utopía", transmitido por YVKE Mundial
http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/politica/britto-garcia-el-estado-deberia-asumir-control-de-.aspx#ixzz3Qi8mrIni
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