Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
En Venezuela, más de uno piensa que el aumento de la gasolina puede terminar siendo el detonante de
fuertes protestas populares, semejantes a las del Caracazo. Como
se recordará, aquellos conflictos estallaron
como respuesta al programa de ajuste neoliberal que afectó severamente a los
trabajadores y agravó los flagelos de la pobreza y la exclusión social.
Según
el informe oficial que el gobierno venezolano presentó a la SEC (Security and Exchange Commission), ente que se
encarga de supervisar y regular los mercados financieros en los EE.UU., para el
año 2013 el número
de pobres creció en términos absolutos y relativos. Teniendo como fuente al
INE, el informe oficial a la SEC revela que el porcentaje de pobres se mantuvo
estable hasta 2011, bajó a 21,2% en 2012, pero volvió a subir hasta 27,3% en
2013.
Estos
datos son corroborados en el más reciente informe
de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en el cual se
indica que Venezuela registra un incremento en su índice de pobreza de 25,4% a
32,1%. Y estos datos ponen al gobierno a pensar si este es el momento oportuno
para sincerar el precio de la gasolina. Sobre todo, tomando en cuenta el costo
político que se le suele atribuir a este tipo de medidas en un año electoral,
como es el caso de 2015 cuando se elegirá una nueva Asamblea Nacional.
¿Quién gana con el subsidio a la gasolina?
El subsidio a la gasolina es una medida que lejos de favorecer a los
sectores populares, en realidad origina una distribución regresiva del ingreso
en favor de quienes más tienen. Al destinar cuantiosos recursos públicos para subsidios
indirectos que benefician a pobres y ricos por igual, se comete una injusticia
redistributiva, ya que los que más tienen no necesitan que se les subsidie nada.
El costoso subsidio a la gasolina beneficia sobre
todo a las familias que tienen dos, tres o más vehículos; mientras que los que
no tienen carro y nunca van a una estación de servicio -pero se ven obligados a
utilizar un sistema de transporte público cada vez más deficiente-, en nada se
benefician de una gasolina prácticamente regalada.
¿Cuánto cuesta el
subsidio?
En Venezuela, un litro de gasolina de 95
octanos cuesta Bs. 0,097, algo más de un centavo de dólar a la tasa de 6,30
Bs/$. En EE.UU o la Unión Europea puede llegar a costar 2 $/litro. En países
con gobiernos progresistas y de izquierda como Bolivia, Ecuador, Uruguay o
Nicaragua, el galón de 3.78 litros cuesta $ 3.90, por encima de 1 $/litro. En
estos últimos países que tienen precios solidarios para la población, llenar un
tanque de 60 litros cuesta $ 60. Aquí, 60 litros x 0,097 Bs/litro sale en solo
Bs 5,82, menos de 1 $ a la tasa de cambio de 6,30 Bs/$.
Si
asumimos como referencia el precio del combustible en países con gobiernos
progresistas, esto equivale en Venezuela a un subsidio de $ 60 cada vez que se llena
el tanque, lo cual ocurre en promedio una vez a la semana. Si multiplicamos $
60 por 52 semanas, resulta que por cada vehículo el propietario recibe $ 3.120
de subsidio anual. Y si multiplicamos $ 3.120 por 4 millones de vehículos
particulares que circulan en el territorio nacional, el costo de oportunidad –o
lo que se deja de percibir- asciende a $ 12.480 millones.
Por si fuera poco, el Ministerio de Petróleo y Minería ha reconocido que más de cien mil
barriles diarios pierde Venezuela debido al contrabando de extracción. Cien mil
barriles por 365 días al año por 90 $/barril que en promedio fue el precio del
petróleo hasta el año pasado, indica que el país perdió anualmente $ 3.285
millones por contrabando de gasolina.
¿Decidirá el gobierno aumentar
la gasolina?
Por los supuestos impactos sociales
y costos políticos que se le atribuyen al aumento de la gasolina, el gobierno
una y otra vez ha convocado un debate para sincerar el precio de los
combustibles, sin llegar a tomar ninguna decisión. Si el gobierno nuevamente la
pospone, la determinación de un precio justo para la gasolina y el destino de
los recursos que por este aumento se generen, podría ser sometido a un referendo
consultivo popular, tal como lo plantea el artículo 71 de la CRBV.
Si se deja claro que un porcentaje
de la recaudación por el aumento se destinará a la modernización y ampliación
de la flota de transporte público en todo el país, y que el precio de los
pasajes no se incrementará, la ciudadanía respaldará masivamente la decisión de
sincerar el precio de la gasolina, toda vez que se trata de reorientar hacia la inversión social un subsidio
regresivo que
favorece sobre todo a los que más tienen y que además se ha convertido en el
principal incentivo para el contrabando de extracción.
¿Cuánto debería costar el litro?
Según la Ley Orgánica de Precios Justos, un precio justo es aquel que
permite cubrir los costos y obtener una ganancia máxima de 30%. Según datos de
PDVSA, el costo
de refinación es 2,75 Bs/litro y los costos de transporte y distribución rondan
0,35 Bs/litro, para un total de Bs 3,10 en costos. Si a esto sumamos 0,90
céntimos -equivalente al 30% de ganancia-, esto indica que el precio justo de
la gasolina no debería bajar de 4 Bs/litro.
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